Duty free

“-¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra ¿a quiénes cobran los impuestos y contribuciones: a sus hijos o a los extraños? Pedro contestó:- A los extraños, Jesús le dijo:- Por tanto, los hijos están libres…” (Mt 17, 25-27). En plena temporada en que sería obligación de los partidos hablar sobre sus políticas de impuestos más que de sus enfrentamientos, aparece en la liturgia este texto sorprendente.

Las autoridades judías, con intenciones capciosas, han preguntado a Pedro si su Maestro es culpable de evasión fiscal y él, convencido de que Jesús va a felicitarle por su postura virtuosa de ciudadano modélico, contesta que por supuesto que no, que a honradez y decencia tributaria no le gana nadie. Pero Jesús reacciona una vez más inesperadamente y se declara duty free, haciendo temblar de golpe a los sistemas retributivos, la bolsa, las fuentes tributarias de financiación y el ministro de finanzas.

Quizá trató de explicárselo después a Pedro:- ¿Cómo se te ocurre que entre un padre y sus hijos se interponga el IRPF? ¿No te parece absurdo pensar que Dios reclame un IVA por querer a sus hijos? ¿No te das cuenta de que, cuando aparece el amor, huye todo lo que suene a obligatorio e impuesto y solo fluyen la gratuidad, el derroche y la esplendidez?

No era fácil de entender, así que lo mandó a pescar al lago: en la boca del primer pez pescado estaba lo justito para cumplir los dos con sus obligaciones de Hacienda.

Aún le faltaba tiempo para conseguir que entendiéramos hasta donde llegaba su libertad.
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