Allá donde estés…

Allá donde estés…
Allá donde estés…

Queridos amigos que compartís conmigo este minuto,

No sé cómo empezar a escribir esto; me diréis: Ana, empieza por el principio; pero a veces el principio es complicado. A pesar de todo, lo voy a intentar.

Quisiera que fuera un pequeño homenaje a una persona que decidió poner fin a su vida. Alguien a quien conocía, joven, con un montón de proyectos y vida por delante. Trabajaba haciendo felices a los demás, ¡ese era su trabajo, su vida!... muchas veces incluso sin remuneración.

Era tímido, reservado, pero encantador…; sin embargo, un buen día decidió decirnos adiós, sin más… todo se acabó…

Como suele pasar en estos casos, los sentimientos son de dolor, incredulidad, tristeza, rabia, todo lo que os podáis imaginar y por supuesto una pregunta que nunca falta en estos casos y en muchos otros parecidos: ¿por qué?...

Ahora ya no hay respuesta, sólo silencio…; se llevó todas las preguntas y respuestas… Hubo algo en lo más profundo de su ser que le llevó a tomar esta tremenda decisión, una desesperación invisible para los más cercanos, un vacío existencial difícil de llenar.

Se nos fue su sonrisa, ¡le encantaba hacer reír a los demás!; ahora me pregunto: ¿qué se escondía detrás de esa sonrisa?... Me quedo con ella, con su último abrazo hasta que en algún momento nos volvamos a encontrar…

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