Aprender a mirar a los ojos

| Ana Bou
Algo tan sencillo y sin embargo en demasiadas ocasiones, tanto nos cuesta. ¿Os habéis parado a pensar cuando estamos frente a alguien, cuantas veces nos dirigimos a esa persona mirándole a los ojos, manteniendo una mirada? Yo diría que casi nunca o muy pocas veces.
Dicen que la mirada es el espejo del alma. Cuando miramos a los ojos, si somos capaces de hacerlo, vemos la actitud de una persona, es como si te dejaras abrir por dentro, sacar lo más íntimo de ti.
No olvidemos cuando teníamos que llevar mascarilla por la covid y solo podíamos ver los ojos de las personas, quizá ahí fue cuando más nos dimos cuenta la importancia de una mirada. Descubrimos que hay miradas que van más allá de lo exterior.
Si aprendemos a mirar, si somos capaces de pararnos y escuchar el silencio, veremos la importancia de saber mirar. Una persona enferma, mayor, que no puede expresarse, que solo puede hacerlo a través de la mirada, nos daremos cuenta de que esos ojos nos conducen a la esencia del otro. Estoy segura que todos sabemos la diferencia entre una mirada interesada, una mirada de dolor o de agradecimiento.
Somos como miramos, no olvidemos que es otra manera de expresarnos. Las miradas no mienten, pero sí las palabras, por eso nos cuesta tanto mirar al otro y sostener una mirada, porque es un lenguaje que va más allá de las palabras, que no entiende de mentiras.
Empecemos, aprendamos a mirar a los ojos y a dejarnos mirar. Hoy mi pregunta es: ¿seremos capaces de hacerlo? No olvidemos que una mirada puede indicarnos como nos situamos ante la vida, y ante el otro…