Aprender a vivir el presente

Aprender a vivir el presente
Aprender a vivir el presente

Seguro que os suena este gesto de ir a un lugar o ver una cosa por vez primera y en lugar de disfrutarlo en el momento lo que hacemos es inmortalizarlo para verlo después. Yo siempre me he preguntado: si lo tenemos delante, ¿por qué no lo provechamos y disfrutamos?

Creo que nos cuesta, porque no estamos acostumbrados a vivir y saborear el momento, el ahora… Sin embargo, fijaros, que lo queremos todo para ahora. Nos cuesta esperar, el ya, si es hoy, mejor que ayer… ¿no os parece una contradicción?

Si de algo estoy convencida es de que el presente es lo único que verdaderamente tenemos. Es el momento que Dios nos regala. Aprendamos a valorarlo, a disfrutarlo, a sacar provecho de lo que tenemos ahora… Eso no significa que no estemos preocupados por el futuro y nos inquiete; pero que eso no nos quite el ahora. Esperémoslo, ¡por supuesto!, pero viviendo y valorando el presente.

Japón es uno de los países en los que aún existe la pena de muerte, pero ¿sabéis como saben el día en el que serán ejecutados? Si ese día les traen el desayuno, saben que tienen un día más por delante para vivir y dar gracias. Si no se lo traen, es que ya no habrá un mañana, porque el mañana es hoy.

No nos pasemos tanto tiempo preocupados por el mañana que se nos olvide vivir el hoy que es lo único que tenemos.

Hay situaciones, circunstancias, decisiones, que es mejor no esperar a mañana porque quizá sea ya demasiado tarde. El hoy pide un ahora…

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