Hoy día cuando alguien nos pone delante la palabra “Compromiso”, es como si se nos encendiesen todas las alarmas por dentro y nos paralizara.

Vivimos en una sociedad del ya, del ahora, del usar y tirar. Cuanto menos me comprometa mejor, porque eso nos conduce a un camino a recorrer, un tiempo, una causa en la que implicarme, una perseverancia con muchas piedras e incertidumbres y eso no nos gusta, no nos atrae.

Si tanto éxito está teniendo la red social de Tik-Tok entre los jóvenes y tanto engancha, es porque todo es ya. Es atrayente, pasamos de una cosa a otra rápido, sin compromiso, sin pensar y eso no nos supone esfuerzo, nos lo dan hecho…

Sin embargo, si somos capaces de mirarlo desde otra perspectiva, descubrimos que quizá la palabra “compromiso” es la que puede dar un sentido a nuestra vida. Es la que me ayuda a cumplir esos sueños que tengo, ese objetivo, ese horizonte que anhelo. Sabemos que todo compromiso requiere un esfuerzo que quizá no siempre estemos dispuestos a realizar. Exige una lucha, una transformación de la realidad, un abajarse y empezar a pisar barro, un dejar de pensar en mí, para pensar en el otro, y eso, mejor que lo hagan los demás… y a veces, o muchas veces, así nos va…

Cada día que se nos regala, es una nueva oportunidad para escuchar el corazón. Para no dejarnos llevar por aquellos que nos dicen: “No te compliques la vida, porque no merece la pena”. Escuchemos la voz del corazón que nos invita a descubrir que la persona está por encima, de nuestro sentir, y que luchar merece la pena, si con ello conseguimos aportar un granito de arena para la transformación de un mundo más humano…