Decisiones igual a consecuencias

Decisiones igual a consecuencias
Decisiones igual a consecuencias

Si leéis el inicio de mí compartir, seguro que pensáis: “Ana se ha quedado calva pensando…” y tenéis toda la razón. Cualquier decisión siempre arrastra unas consecuencias, a veces, consecuencias que son las que llegan a definir de una manera u otra, nuestro futuro.

Constantemente, casi cada minuto, estamos tomando decisiones que nos pasan desapercibidas, que son inherentes: Me pongo ésta ropa o esta otra, veo este programa u otro, cruzo por la derecha o por la izquierda… son cientos de decisiones diarias que no nos llevan a ningún sitio. Pero cuando tenemos que dar un sentido a nuestra vida, tomar una decisión importante como escoger una carrera, una enfermedad, un cambio de trabajo, de vida, de ciudad… entonces, sí que conlleva unas consecuencias futuras, pero sean cuales sean las decisiones que tomemos, lo importante es que nos sirvan para madurar y aprender de los errores, porque aquí, sí que hay unas consecuencias que pueden afectan significativamente el curso de nuestro día a día.

El compromiso con la vida siempre implica decidir, y si la decisión tomada no es la correcta, el rectificar no olvidemos que es de sabios.

No sigamos tomando decisiones cuyos resultados sabemos previamente dónde pueden llevar, sobre todo, si no son las mejores, porque el precio a pagar, quizá sea tan caro, que nos vaya la vida en ello. De ahí la importancia de saber tomar una decisiones a tiempo…

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