Todos sabemos que la palabra Esperanza  pasa por un proceso de fe, de confianza, de espera. Una esperanza que en ocasiones se convierte en un sueño, en algo que desearíamos pero que parece no ser posible.

Cuando todo se rompe, cuando el desgarro no deja sitio para albergar otro tipo de sentimiento, hace que muchas de las cosas en las que creías, empieces a darte cuenta de que no son posibles, de que de alguna forma, se nos ha arrebatado el derecho a la felicidad, a la alegría…

Es en este punto cuando el tiempo empieza a jugar su baza y el que con su paso, nos ayudará a volver a levantar la cabeza, a intentar creer que merece la pena seguir viviendo, a recuperar esa esperanza y  confianza.

 El dolor, cualquier tipo de dolor, seguirá existiendo, pero no con la misma intensidad y magnitud,  para ello necesitamos perseverar, esperar, confiar…

Saber llegar aquí es lo que nos hace únicos, porque es algo que nadie puede hacer por nosotros, pero tenemos que estar plenamente convencidos de que merece la pena seguir luchando y seguir viviendo… desde ese convencimiento, la vida empieza a convertirse en esperanza y empezamos a intentar soñar con un futuro aunque a veces nos cueste…