Demasiadas veces nos falta coherencia
| Ana Bou
“Dios tomó forma de mendigo y bajó al pueblo, buscó la casa del zapatero y le dijo: Hermano, soy muy pobre, no tengo una sola moneda en la bolsa y éstas son mis únicas sandalias, están rotas, si tú me haces el favor. El zapatero le dijo, estoy cansado de que todos vengan a pedir y nadie a dar. El Señor le dijo, yo puedo darte lo que tú necesitas. El zapatero desconfiado viendo un mendigo le preguntó. ¿Tú podrías darme el millón de dólares que necesito para ser feliz? El Señor le dijo: yo puedo darte diez veces más que eso, pero a cambio de algo. El zapatero preguntó ¿a cambió de qué? A cambio de tus piernas. El zapatero respondió para qué quiero diez millones de dólares si no puedo caminar. Entonces el Señor le dijo, bueno, puedo darte cien millones de dólares a cambio de tus brazos. El zapatero respondió ¿para qué quiero yo cien millones de dólares si ni siquiera puedo comer solo? Entonces el Señor le dijo, bueno, puedo darte mil millones de dólares a cambio de tus ojos. El zapatero pensó poco ¿para qué quiero mil millones de dólares si no voy a poder ver a mi mujer, a mis hijos, a mis amigos? Entonces el Señor le dijo: ¡Ah, hermano! Qué fortuna tienes y no te das cuenta.”
Esta semana quería compartir con vosotros este cuento que ha llegado a mis manos y del que desconozco su autor, pero que me ha hecho pensar.
Tengo la sensación que nos pasamos la vida queriendo tener y tener y cuanto más mejor. Si tienes una casa, quiero otra más grande y en la playa, un mejor coche, móvil etc… siempre buscando más y más, pero ¿alguna vez nos hemos parado a pensar lo afortunados que somos por todo lo que tenemos? y no me refiero solo a lo material, que lo somos, sino saber que cada día puedes disfrutar de los tuyos, de una puesta de sol, el regalo de la naturaleza, abrir un grifo y que salga agua ¡fría y caliente!, beber, ducharte… ¡qué drama si un día nos levantamos y no hay agua! .Cada día suena tu teléfono y alguien se interesa por ti. ¿Sabemos darle el valor que tiene eso? Creo que tendríamos que empezar por agradecer todo lo que la vida nos regala y dejar de anhelar lo que realmente no es necesario para ser feliz…