El titulo que da paso a éste compartir, como bien sabéis, no es algo que yo haya descubierto, pero sí que es verdad, que se acerca con mayor preferencia a los que no tienen esperanza. Qué Navidad van a celebrar en Gaza, Israel, Ucrania, Rusia y tantos lugares de la tierra… Tantos niños, mujeres maltratadas,, victimas de trata, enfermos, refugiados, tantos hermanos nuestros…

Él viene para todos, no hace distinciones, pero depende de nosotros el que seamos capaces de abrir nuestra vida, nuestro interior…

Párate un momento. Mira a ese Niño, tan pequeño, y a la vez ¡tan grande!... Él es la PALABRA, y sin embargo no habla, porque los niños recién nacidos no hablan, pero su silencio vale más que todos los sermones  que oímos y de los que ya estamos cansados, ¡el mundo está arto de tanta buena palabra!, sin embargo este Niño, que es la Palabra, está en silencio, pero ese silencio no es un silencio cualquiera, dice tanto…

El Papa insiste constantemente en que la Iglesia tiene que poner el acento en los pobres, dejar a un lado tanta norma, tanta liturgia que constriñe, que no nos deja caminar con libertad. Seguimos poniendo más la mirada en todo eso, más que en el evangelio, y si no cambiamos nuestra forma de ser y pensar, por muchos arbolitos, nacimientos o Misas, no habremos descubierto el verdadero sentido de la Navidad…

Os deseo una Feliz Navidad. No solo de palabra, también con el corazón.