¡Madre!

¡Madre!
¡Madre!

Qué palabras más grande y a la vez qué sencilla y humilde. Cuantos quisieran seguir pronunciándola y ya no pueden…

Acabamos de iniciar el mes de mayo, siempre por excelencia ha sido el mes de María, la Madre de todas las madres. Recuerdo en el colegio como siempre éste mes la teníamos en el centro de nuestra jornada escolar con cantos y flores que comprábamos para ella…

Como mujer que ha sido, también celebramos algunas fiestas en este mes de mayo como el día de la mujer o de la madre, aunque esta última, casi es está más vinculada al comercio, pero dejando eso  un poco de lado, creo que tenemos que hacer un homenaje especial a tantas madres con esa capacidad de entrega y generosidad hasta límites insospechados.

¡Qué no haría una madre por un hijo! Cuanta abnegación y renuncia de sí misma, cuanto amor y gratuidad…

Madres, abuelas, hijas, nietas que cada día, como María, han sabido decir “sí” olvidándose de ellas para pensar en los demás.

El Sí de María, es el Sí de muchas madres que no dudan en darlo todo, y no estamos hablando de una palabra sin más, sino que es algo hecho vida cada momento a través de sus quehaceres diarios.

Qué grande es la palabra MADRE y en demasiadas ocasiones, qué poca importancia le damos, hasta que la perdemos. Entonces es cuando de verdad, somos conscientes de lo que significa.

Ojalá que quienes la tengamos, sepamos vivir el ahora y no dejemos de sentir y agradecer lo que significa una madre. En vida hermano en vida que decía Ana María Rabatté…

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