Según la RAE, la define como” una mayor vulnerabilidad ante episodios adversos de salud”

Hoy día vivimos en una sociedad en la que predomina el poder y la fuerza. Reconocer que no podemos llegar a todo, ser capaces de aceptar nuestras incapacidades y decadencias no es fácil. Pedir ayuda, es asumir que lo que antes podíamos hacer, ahora ya no podemos o podemos menos. Cuando esto sucede, ¿Qué hacemos? ¿Cuál es nuestra actitud ante la enfermedad o dificultad?, lo primero es justificarlo todo, ¿Cómo? , es algo momentáneo, mejoro enseguida, no tiene importancia, soy capaz etc etc…

No olvidemos que nadie nos pide ser dioses o perfectos. Tenemos que aprender y aceptar esa palabra y repetirla una y otra vez: FRAGILIDAD.

El ser humano es limitado, por lo tanto, necesitamos de los demás. La falta de salud es algo por lo que vamos a tener que pasar todos, si la vida no se nos va antes, y cuanto antes empecemos a asumirlo, mejor nos irá y seremos más felices.

Caminar hacia cuesta arriba, sobre todo si la cuesta es muy empinada, pero tenemos que aprender a dejar a un lado el ego o la prepotencia para empezar a asumir y aceptar que somos barro, que somos limitados, por lo tanto, empecemos a moldearlo lo antes posible, porque la vida está hecha de etapas y cuando nos toque ser ayudados para subir esa pendiente, tendremos que aprender a asumirlo y aceptarlo. Eso es lo que llamamos fragilidad.