Muerte y resurrección: Las dos caras de una misma moneda.

Muerte y resurrección: Las dos caras de una misma moneda.
Muerte y resurrección: Las dos caras de una misma moneda.

 O mejor: ¿confianza y esperanza?, quizá podría iniciar así éste compartir contigo…

No puedo ponerte rostro, pero sí, me descalzo ante ti, porque el misterio de tu persona, me lleva a eso: al respeto, a la escucha, a estar sin más…

Cuando llega el dolor o la incertidumbre, algo que hemos vivido casi todos a lo largo de este año, es verdad que la fe no lo evita, pero sí, nos abre a la esperanza. El dolor sigue siendo dolor, pero con otro matiz.

“Que pase de mí este dolor, este trago, este cáliz” … también como hombre lo sintió. ¿No perdió a su mejor amigo Lázaro, o a Juan el Bautista… y María, no perdió a su hijo? Es lo peor que le puede pasar a una madre…

Como él lo sintió, nos hemos sentido nosotros ante esa muerte injusta, ante la enfermedad, el engaño o mentira de quien más quieres… Pero la única manera de entender y saber ponerte en el lugar del otro es cuando sufres ese mismo dolor en tus propias carnes… y eso es lo que también sintió Jesús.

Sintió y palpó la soledad, el desgarro, la perdida… pero recibió la fuerza que necesitaba en el amor del Padre para poder afrontarlo. Quizá no sabría ponerle nombre, pero sabía que NUNCA le abandonaría pasase lo que pasase…

La cruz pesa, y a veces demasiado, pero esforcémonos por no quedarnos en ella. Recuperemos la confianza y la esperanza porque el dolor no puede más que la VIDA.

Cuantas veces hemos sentido en lo más hondo de nosotros el silencio, el olvido, la duda etc… pero detrás, siempre hay una palabra, una respuesta, aunque cueste verla, está…

Es bueno hacer silencio ante el dolor, pero sin rendirnos…

Feliz Semana Santa y Pascua de Resurrección.

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