Hoy quiero hablaros de una persona cuya misión en esta vida fue “hacer mejores a los demás”… os parecerá extraño e incluso raro, sobre todo en el momento en el que vivimos, donde parece que cuanto más daño haces, más líder eres según tus “amigos”, porque así te lo hacen creer. De esta forma, tu orgullo cada vez crece más y te sientes más importante…

Pero ésta persona era diferente, era un ángel, mi ángel… Mientras vivió, consiguió que la vida de muchas personas fuese diferente. Sabía mirar más allá de lo que todos podíamos hacerlo, sabía creer en quien nadie creía, subía la autoestima de los que ya habían perdido incluso eso. Hacía que la vida fuese diferente, daba lo que no tenía...

Más de una vez abría la nevera y no había NADA porque todo lo había dado, pero no solamente compartía lo material, sino su VIDA con mayúsculas, sus entrañas… y lo mejor de todo, es que no era consciente. Simplemente le brotaba del corazón…

Quizá alguno de vosotros habéis tenido la suerte de encontraros a lo largo de vuestra vida con un “ángel”, pero no hemos sido conscientes de ello hasta que se han ido de ella, cuando ya no están…

Por eso, seamos agradecidos en la vida y con la vida. Valoremos a estas personas que son capaces de generar vida, que dejan huella allá por donde van, intentando hacer un mundo más acogedor, diferente…

Estoy segura que a alguno de vosotros os he hecho recordar a alguien que quizá ya no está. Pero no dejemos de sentir su presencia que sigue alentándonos, acompañándonos, y de alguna forma, ayudándonos a ser personas que sepamos transmitir VIDA con mayúsculas como ellos…

¿Quién no tiene o ha tenido un ángel en su vida en algún momento?