El 2020 está siendo un año que pocos olvidaremos y que quedará escrito en los libros para la posteridad…

Más de 1 millón de personas se han ido a nivel mundial a consecuencia de esta pandemia. La mayoría de ellos en la más absoluta soledad, en el mejor de los casos junto a un sanitario, y así seguimos…

Todo esto que estamos viviendo nos debería hacer reflexionar y preguntarnos: ¿qué sentido tiene todo esto, por qué, para qué?... Europa especialmente se ha visto obligada a bajarse de ese pedestal  de invencible. Nos hemos dado cuenta de que no somos dioses capitalistas donde el dinero todo lo compra. Somos vulnerables, mortales, algo de lo que es importante tomar conciencia y empezar a dejar a un lado el “yo” para cambiarlo por un “nosotros”.

Nada pasa porque sí, o al menos así lo creo, todo tiene una lección que tenemos que aprender  y eso es lo que nos toca ahora, encontrarlo.

El ser humano no puede seguir, no podemos seguir actuando de la misma forma. Cuantas personas mueren buscando un poco de dignidad. Demasiado sufrimiento, demasiado alto el precio que estamos pagando en un mundo globalizado  que se cree invencible…

Pero a pesar de todo no nos puede faltar la esperanza. Ésta tiene que ser un principio cada día unida a la confianza de una humanidad que necesita seguir aprendiendo cada día y empezar a caminar en otra dirección… Creo que se lo debemos a tantos como nos han dejado, porque su marcha necesita tener un sentido para los demás, no puede ser en vano…