Cuantas veces habéis y hemos oído esta frase: “no te preocupes, no estás solo”, pero demasiadas veces nos hemos sentido así y es bueno saber reconocerlo, aunque no siempre es evidente.

La soledad es una de las lacras de este siglo XXI. Demasiadas personas, sobre todo en las grandes ciudades, han muerto en la mas extrema soledad sin que nadie las eche de menos hasta pasado un tiempo...

Estamos excesivamente ocupados como para poder pensar en los demás… “yo soy yo y mis circunstancias” decía nuestro querido filósofo Ortega y Gasset.

En ocasiones esa soledad no es causada por uno mismo, sino que es debida a unas determinadas circunstancias propicias que desembocan en ella.

Esta puede ser querida u odiada, dependiendo de cómo la acojamos. Nacemos con ella y morimos con ella. Puede ser nuestra mejor compañera de camino o nuestro mayor enemigo. ¿Quién no ha sentido su presencia incluso estando rodeada de gente?

Soledad, amiga soledad, quien también me das la oportunidad de encontrarme cuando me pierdo.

Cómo es, cómo la sentimos en nuestra vida, quizá querida o quizá odiada…