El mes de noviembre está marcado por dos fiestas muy significativas para nosotros: día de los difuntos y día de los santos.

Junto con la llegada del otoño y la caída de la hoja, parece que nos sentimos  como más nostálgicos y reflexionamos más sobre lo que somos o como somos y cual será nuestro destino, porque tardemos más o menos, todos, pobres y ricos, de la misma forma, tendremos que pasar por ella, y es que cuando nacemos, ya estamos descontando el tiempo… a unos nos sorprenderá antes que a otros, siempre es inesperado y  por mucho o poco que tarde, nos parecerá prematura e injusta.

Cuantas preguntas y qué pocas respuestas… pero quizá sea la fe la que de alguna forma nos sostenga, porque de lo contrario, es muy difícil seguir caminando cuando se pierde a alguien importante en la vida.

La pérdida va acompañada del dolor, de la ausencia, de saber que nunca podrás volver a ver, tocar, hablar con esa persona, por eso yo soy partidaria de hacer las cosas en vida, hoy, ahora… No te prives, no dejes para mañana un te quiero, un abrazo, un beso etc. porque no sabemos si mañana podremos hacerlo… Nostalgia, añoranza, dos sentimientos que van muy unidos…

Pero también es importante saber agradecer el regalo de la vida de esas personas que ya no están, pero que de alguna forma sigue estando entre nosotros mientras no las olvidemos. Agradecer las huellas nos dejaron y marcaron, y que sus vidas, nos sirvan de ejemplo para continuarlas porque siguen estando entre nosotros. Nadie ni nada nos puede quitar ese abrazo, ese beso, ese momento único y nuestro… es algo que siempre quedará en el corazón de cada uno.

Cuando los perdemos es cuando nos damos cuenta de las verdaderas cosas importantes de la vida, que son muy pocas y precisamente, no son materiales, aunque es verdad, que las necesitamos para vivir, pero hay cosas que no se puede comprar y eso lo sabemos todos…

Siempre seguirán entre nosotros, en nuestras vidas, en nuestros corazones si no los olvidamos…