Vivir en esperanza

Vivir en esperanza
Vivir en esperanza

Hoy día sí que estamos en condiciones de decir que la seguridad que creíamos tener se nos puede disipar en cuestión de segundo.

De pronto una simple llamada y todo nos puede cambiar…

No lo esperábamos, ni siquiera lo intuíamos, pero la adversidad nos alcanza. A ti, a mí, ya no es al otro como siempre pensábamos. Ese “otro”, ahora soy yo, con nombre y apellido y es así donde a pesar de todos los adelantos, la persona se siente sola. La tristeza se apodera de su alma y desaparece la alegría y es ahí, en ese momento, donde echamos mano de la esperanza, esa fuerza que nos anima de verdad. Una esperanza, eso sí, fundada en el abandono y en la confianza. Nos toca levantarnos, ponernos en pie y volver a empezar a andar aunque el camino que nos espera sepamos que es largo y difícil. Soñar con esa esperanza que algunos dicen que es lo último que se pierde y quizá tengan razón…

Creo que en este momento en el que nos encontramos, hoy más que nunca, necesitamos renovar esa virtud y dejarla actuar para que el miedo no se apodere de nosotros.

Pienso en una persona que conocí. Al final de su vida, cuando ya no era capaz de hablar y se le había olvidado incluso escribir, solo sabía pronunciar esta frase:

Nada te turbe, solo Dios basta.

Con esta frase se marchó….

Que mejor esperanza….

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