Amig@s que compartís conmigo este minuto. ¡Feliz año a todos!, aunque yo soy de las que piensan, que somos nosotros los que tenemos que procurar que sea feliz, no el año…

Llevamos tan solo unos días de éste recién estrenado 2023, pero ¿cuantos propósitos nos hemos hecho ya?: adelgazar, leer más, apuntarme a un curso del que nunca encuentro el momento, llamar a quien que hace mucho que no sé de él o ella…

Siempre nos llenamos de buenos propósitos que con el paso de los días, quizá solo se queden en eso: en “propósitos”… Pero no olvidemos que cada día, es una hoja en blanco que está por escribir, por lo tanto, no hagamos propósitos a medio plazo, sino día a día, y para ello, tendremos que aprender a pararnos y revisar no solo los aciertos, sino también de los errores. Revisar aquello que me ha ayudado a crecer y también lo que me ha impedido avanzar como esperábamos, para poder reconocerlo y dejarlo en la cuneta e intentar que la vida no pase por nosotros sin dejar huella…

Sigamos abriéndonos a las personas, sabiendo que algunas pasan de forma fugaz porque no merecen la pena que se queden en nuestras vidas y otras seguir acogiéndolas ya nos aportan aquello que necesitamos.

Constantemente estamos empezando y acabando: un día, un mes, un año, una amistad…es en esos momentos, cuando tenemos que echar la vista atrás para aprender de ello y caminar hacia adelante, siempre hacia adelante…