Seguro que tod@s conocéis la frase “Quien tiene un amigo, tiene un tesoro”. La hemos oído cientos de veces, y cuando eso sucede, quizá no nos paramos a analizarlo porque nos lo sabemos de memoria; pero es algo tan preciado que no se puede comprar. Es un regalo que recibimos y acogemos sin saber muy bien por qué ni de donde viene. Ocurre de pronto, sin más… y cuando pasa, lo único que podemos hacer es dar gracias infinitas por ese don que se nos ha dado. Esto es mucho mas profundo que esos “me gusta” de las redes sociales donde los jóvenes presumen diciendo: ¡tengo 500 amigos!... Cuando hablan así, es porque quizá sepan mucho de tecnología, pero poco de valores y del significado, en este caso, de la palabra AMISTAD.

Todos necesitamos de ello. El ser humano no está hecho para vivir en soledad, sino para compartir, acompañar, vivir, sentir…

Cuando tenemos la suerte de tener cerca a alguien que sea capaz de escucharte, de estar cercano, es algo tan maravilloso que no tiene palabras.

La amistad no se programa, es algo que surge sin más. Sientes un algo especial desde el minuto uno con la otra persona. Es un regalo, como os decía al principio; ahora, eso sí, hay que saber mantenerla, cuidarla, mimarla igual que una planta, para que día a día no sólo llegue a mantenerse, sino que crezca hasta que llegue hacerse ¡INMENSA!