Estoy segura de que todos nos hemos encontrado en algún momento con este tipo de personas que tienen esta actitud tan asumida que actúan de la manera más natural que nos podemos imaginar, formando parte de su cotidianidad sin ningún tipo de esfuerzo.

Cuando conoces a alguien así, lo más probable es que siempre esté presenta la duda en cualquier conversación o encuentro, aparte de todo lo que eso implica. Pero ¿por qué llega una persona a actuar así? Quizá la respuesta nos la podrían dar ellos, pero imagino que está provocado por una motivación que sólo ellos conocen, quizá mostrar una buena imagen y ser querido por todo el mundo.

Cuando se llega a actuar así habitualmente, es algo que se tiene ya muy asumido y nunca lo reconocerán porque saben cómo actuar para no ser así. Si te enfrentas a ellos, lo mas normal es que lo nieguen, cambien de conversación o te acusen a ti de que eres tú el que mientes, ya que eso es lo que les proporciona seguridad y confianza en sí mismos.

El problema de esas “pequeñas mentiras” que ellos denominan “bobadas sin importancia”, hacen que se pierdan a grandes personas que no tendrían la necesidad de comportarse así. Creo que no hay nada más doloroso que la mentira o la hipocresía en alguien que podrías considerar cercano. Esa actitud a lo que te lleva es a desconfiar por sistema creando una especie de coraza con el otro que te rompe por dentro, poniendo en duda mil verdades y sentimientos que creíamos sinceros. Ante esto, la confianza desaparece hasta que la relación con esa persona se queda en nada.

Es verdad que no podemos exigir a nadie la sinceridad, pero creo que es un gran valor que define mucho a quien tienes delante y la base de toda confianza. No olvidemos que la calidad de una persona depende de su sinceridad. No tenemos por qué mentir u ocultar a quienes queremos y nos quieren, porque lo único que conseguimos es dañar a la otra persona y defraudarla.

No cometamos el error de pensar que la mentira siempre puede ser justificada, porque no es así.