La muerte no es un fracaso

La muerte no es un fracaso
La muerte no es un fracaso

¿Habéis pensado alguna vez cómo será ese último instante en el que pasemos de la vida a la muerte? Cuando nos hablan de ello, parece fácil, pero ¿y cuando nos llegue el momento?

Sabemos que morir forma parte de la vida, pero pienso en tantos hermanos victimas de tantas guerras sabiendo que su vida depende de un hilo, que puede ser cuestión de un minuto porque simplemente te pueden matar al cruzar una calle. Cómo se sentirán, qué pasará por sus cabezas… Imagino que no es lo mismo ese último instante en una persona que está en una situación límite, a otra que ya ha vivido y sabe que por edad le toca marcharse.

En estos días, me pregunto: ¿Cómo lo viviría Jesús? Imagino que como hombre, con miedo y temor como cada uno de nosotros, pero también con confianza porque sabía en manos de quien estaba, aunque la noche oscura, el dolor, la búsqueda, eso no se lo quitó nadie, como tampoco a tantos hermanos nuestros.

Cundo lo único que oyes es: ¡crucifícalo!, cuando tienes a alguien frente a ti con una pistola que grita: ¡mátalo!, no hay diferencia… Ese desgarro de Jesús y de tantos hijos suyos es igual…

El cristiano vive estos días con esperanza, porque la vida se abre paso, sabemos que triunfará, pero aun así, no es fácil en muchas ocasiones caminar hacia ese tercer día…

Intentemos acompañar a tantos hermanos nuestros que sufren la guerra, el hambre, la soledad, enfermedad, tantos gritos, tanta noche oscura en la que se necesita algo más que palabras.

A veces, la presencia física es más importante que palabras muchas veces vacías. Una mano tendida, una sonrisa, un estar, solo estar…

La muerte está en el camino. No es un fracaso. No olvidemos que la VIDA, no es la que estamos viviendo aquí, es la que nos espera. Esto solo es un camino que desembocará en esa vida con mayúsculas…

Feliz Semana Santa.

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