¿La mujer da miedo en nuestra Iglesia?

Todos los datos nos llevan a confirmar que así puede ser.
La mujer ha conseguido ser alguien en nuestra sociedad, ocupar puestos importantes, incluso en ocasiones, desbancando al hombre y esto aún hoy, sigue costando asumirlo aunque no seamos capaces de verbalizarlo, y si esta lucha la tenemos todavía en nuestra sociedad ¿Qué no pasará en la Iglesia?
La mujer nunca ha contado para nada, incluso ¿cómo llegar a afirmar que fue Mª Magdalena la primera en recibir la experiencia del Resucitado y su encargo: “Vete y di” (Jn 20,17)? Mil vueltas se darían hasta no tener más remedio que asumir la realidad.
La iglesia sigue sintiéndose machista, y teniendo miedo a la mujer. Aún en pleno siglo XXI le sigue atenazando y paralizando, ya que experimenta en sus entrañas el machismo como algo totalmente natural a pesar de que su grito y presencia, cada vez es más oído y sentido por mucho aunque algunos les pese.
Hay que saber separar lo positivo de lo negativo, el trigo de la cizaña. Lo positivo es que tenemos el ejemplo de Jesús. Él nunca quiso los primeros puestos porque desde abajo es desde donde se puede experimentar con mayor amplitud el gozo del Evangelio, el lugar donde se puede ver y oír, donde se respira con mayor sencillez y libertad aprendiendo a vivir.
Cada vez la Iglesia tiene más un rostro de mujer, la diferencia es que la llamada que el Señor ha hecho a la mujer no ha sido para enaltecerse, cuya actitud siempre ha asumido con orgullo el hombre, sino para trabajar desde la sencillez como hizo Jesús.
Yo me pregunto: ¿De qué tiene miedo nuestra Iglesia?
María ha sido la primera mujer en sostenerla y dar vida con su fidelidad.
La semilla está y la Ruah sigue empujando…
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