Si echamos la vista atrás por unos momentos, podremos recordar ese tiempo pasado que nos ha llevado hasta el presente, hasta este momento en el que soy como soy. Pero nada es por casualidad. Mi lugar de nacimiento, educación, familia, infancia, amigos etc, todo ello me ha llevado hasta lo que soy y como soy. Ha habido un camino que hemos ido recorriendo, mejor o peor, hasta este mismo instante.

Recordamos personas con nombre y apellido que nos han marcado, para bien o para mal. Historias, amigos de infancia y que quizá después de tantos años, nos preguntemos qué habrá sido de ellos… Problemas o conflictos que hemos vivido y que lo más probable es que nos hayan dejado una pequeña o gran cicatriz, en ocasiones no siempre fácil de curar.

También recordamos aquellas situaciones o momentos que nos hizo ser más fuertes, quizá madurar más deprisa de lo aconsejado, o al contrario… Cada uno hemos tenido un ritmo de vida que nos ha conformado con la personalidad que tenemos. Hemos ido aprendiendo, afrontando retos, algunos superados y otros aún seguimos en el camino…

La vida pasa demasiado rápida y todos tenemos una mochila a nuestras espaldas, más o menos pesada, con nombres, historias, acontecimientos, y por todo ello, tenemos que dar gracias. Nos habremos cruzado con personas que han merecido la pena, que nos han aportado algo y otras no tanto y que quizá hubiera sido mejor no conocerlas por el sufrimiento que nos han causado, pero esa es nuestra mochila es@ eres tú o yo… Así vamos caminando, aprendiendo, pero siempre con esperanza, porque mientras hay vida, hay esperanza para seguir luchando, seguir levantándonos y volver a ponernos en camino. No olvidemos que siempre encontraremos una mano que nos sostenga, que nos levante para poder seguir adelante aunque haya momentos en los que la noche pueda más que el día, pero este, también llega…