Pregón de cuarentena

Festeje el Pueblo de Dios,

alégrense los peregrinos hacia el Padre

porque Dios se acercó a nosotros

y vino a regalarnos su Cielo.

Alégrense los hermanos y las hermanas del Pueblo,

llénense de gozo por la fiesta.

Brinden y salten de alegría por el júbilo,

porque Dios nos mostró un rostro de hermano.

Celebren y gocen porque Dios

nos abrió las puertas de su corazón y de su vida,

exulten los que no tienen cabida en las mesas del mercado

festejen también los que no pueden comprar “el pan con el sudor de su frente”.

Fortalezcan su corazón los débiles,

porque un Dios de puertas abiertas los invita a su casa;

anímense los tristes y llénense de júbilo

porque Dios rechaza a los que se desentienden de la tristeza de los hombres. O la provocan.

Gocen y celebren porque desde hace más de 2.000 años un Dios siempre joven

un Dios siempre cercano y compañero

comparte con nosotros su casa, “en nuestras mesas comió”,

y nos enseñó a vivir como hermanos y hermanas.

Gocen en esta Pascua extraña

y abramos las puertas a Dios en el hermano,

en el pobre, la víctima de un mundo que se cree Dios

y de un Dios que se sabe rechazado.

Alégrense, en este tiempo porque Dios perdona todas las deudas

a los que abren las puertas de su corazón

y perdonan las deudas a sus hermanos

y permiten que haya fiesta para todos.

Festejen este tiempo en el que Dios nos invita

gocen la cercanía de un Señor que se hace pan

y la alegría de un Dios que se hace vino

y pesebre, y niño, y sonrisa, y mesa...

Eduardo de la Serna

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