Un santo para cada día: 25 de marzo La Anunciación de María

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Esta fecha está en relación íntima con el 25 de diciembre, que es el día señalado para la celebración del nacimiento de Jesús. Entre ambas fechas median 9 meses, que es el tiempo que por lo general es lo que tarda en gestarse un nuevo ser humano

Todos conocemos ya, sobradamente, el bellísimo relato que nos ofrece S. Lucas en su Evangelio. ¿Quién se lo pudo contar? Quizás lo supo directamente de labios de María, o a través de algún otro cronista que lo escuchara de Ella. Creo que lo importante ahora es hacer algunas reflexiones sobre un momento tan trascendente para nuestra vida como cristianos.

Resulta sobrecogedor el pensar cómo a una sencilla muchacha de aldea, de apenas unos 15 años, prudente y recatada, como sería María, tuviera que vivir una escena así; le tuvo que llenar de asombro, sorpresa y turbación, yo diría que incluso hasta miedo, la aparición inesperada de ese ser sobrenatural, portador de aquel mensaje tan impresionante.

Es cierto que a todas las jovencitas de Israel se les pasaría alguna vez por la mente la idea de que pudieran ser ellas las elegidas para Madre del Mesías, pero aun así, a esa edad no se está preparado para esas sorpresas, por mucho que lo hayas deseado vivamente. Seguro que María no se consideraba digna de tal honor.

Uno queda abismado y estupefacto por la infinita humildad, por la enorme sencillez y naturalidad, con la que esta adolescente, casi una niña, asume el gran Misterio de la Encarnación. ¡Qué entereza, qué madurez espiritual revelan sus actitudes, sus dudas y sus palabras, llenas de acatamiento y sumisión a la voluntad de Dios! “Ecce ancilla Domini”. Aquí está la esclava del Señor, la servidora humilde y dócil, que acepta lo que el Señor disponga sobre Ella.  Durante unos momentos el futuro de esperanza de toda la humanidad estuvo pendiente del “Sí” de María. Y ésta habría de ser la forma de actuar de María a lo largo de su existencia. Toda la vida de María estuvo caracterizada por ese espíritu de aceptación y de ofrenda.

Pero no podemos ni debemos olvidar también que la presencia del Espíritu Santo es imprescindible en el momento de la Encarnación: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra”. María, inspirada por el Espíritu, consintió libremente en ser la Madre del Verbo.

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Ese mismo Espíritu produce en Ella dos efectos maravillosos: el primero, es la concepción del Hijo de Dios sin intervención de varón y el segundo, es su aceptación sin reservas ni titubeos, de la voluntad de Dios.  Oportuno es reparar en la celebración de esta festividad, que tiene lugar el 25 de marzo y que en manera alguna es aleatoria, sino que responde a una lógica interna que preside el calendario litúrgico. Esta fecha está en relación íntima con el 25 de diciembre, que es el día señalado para la celebración del nacimiento de Jesús. Entre ambas fechas median 9 meses, que es el tiempo que por lo general es lo que tarda en gestarse un nuevo ser humano.  

Reflexión desde el contexto actual:

Yo me he preguntado muchas veces cómo reaccionarían nuestras adolescentes de ahora ante un planteamiento similar ¿Aceptarían el Misterio? ¿Se negarían a aceptarlo? ¿O les resultaría indiferente el tema y “pasarían” de ello?......Claro que viendo de qué forma se comportan ahora muchas de nuestras adolescentes, resulta difícil de imaginar que el Señor quedara “prendado” de su hermosura espiritual.

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