Un santo para cada día: 12 de julio Luis Martín y Celia Guerin: los padres de Teresa de Lisieux

Luis Martín y Celia Guerin: los padres de Teresa de Lisieux
Luis Martín y Celia Guerin: los padres de Teresa de Lisieux

Los dos habían sentido una atracción a la vida religiosa, Luis en el Monasterio de San Bernardo en los Alpes y Celia en las Hijas de San Vicente de Paul, pero ambos habían llegado a comprender, ante algunas dificultades para su ingreso, que ese no era su lugar

Decía Santa Teresita de Lisieux en sus memorias (La historia de un alma): “Dios me ha dado un padre y una madre más dignos del Cielo que de la Tierra”.

Hoy celebra la Iglesia la fiesta de Luis Martín y Celia Guerin, un matrimonio santo, cuya historia está marcada por la confianza en Dios y una intensa vida de piedad y lo celebra precisamente el 12 de julio, porque era el día de su aniversario de boda.

Luis era el segundo de 5 hermanos. Nace en Burdeos (Francia) el 22 de agosto de 1823. Su padre era militar, por cuyo motivo se desplazan a varios destinos: Burdeos, Avignon, Estrasburgo, hasta que al jubilarse el padre se van a vivir a Alenson. Aparte de la formación cristiana de la familia, Luis estudia con los Hermanos de las Escuelas Cristianas y después aprende el oficio de relojero, que  iba muy bien con su carácter tranquilo, silencioso y su habilidad manual.

Celia nace en Normandía el 23 de diciembre de 1831. Era la mediana de tres hermanos. También su padre era militar y lo mismo que el de Luis, al jubilarse se trasladan también a Alenson. Celia ingresa en el internado de las Religiosas de la Adoración Perpetua, donde además de una sólida formación religiosa, aprende a confeccionar un encaje típico de Alenson, muy valorado entonces y que habría de ser su medio de vida aportando posteriormente unos ingresos a la economía familiar.

Los dos habían sentido una atracción a la vida religiosa, Luis en el Monasterio de San Bernardo en los Alpes y Celia en las Hijas de San Vicente de Paul, pero ambos habían llegado a comprender, ante algunas dificultades para su ingreso, que ese no era su lugar. Dios les tenía reservada una vida en común, donde darían mucha gloria a Dios.

Luis Martin y Celia Guerin

Se conocieron casualmente en abril de 1958 al atravesar el puente de San Leonardo y ambos comprendieron enseguida que estaban hechos el uno para el otro. A los 3 meses se casaron en la Iglesia de Nuestra Señora, el día12 de julio de 1958. Su vida de piedad era irreprochable, oración, Santo Rosario y Misa diarias, confesión frecuente y participaban en actividades parroquiales, practicando la caridad con los necesitados, enfermos, etc.

En menos de 13 años tienen 9 hijos, solo sobreviven 5 niñas: Paulina, María, Leonia, Celina y Teresa, de las cuales 4 ingresaron en el Carmelo y una, Leonia, en la Visitación. Cuando Celia tiene 45 años, le diagnostican un tumor fibroso en el pecho, sin posibilidad de intervención, debido a su avanzado desarrollo. Fallece el 28 de agosto de 1877. Luis tenía entonces 54 años y la pequeña Teresita tan solo 4 años.

Luis tiene que sobreponerse al dolor de la pérdida para sacar adelante a sus hijas. Vende la casa que tenían en Alenson y compra una con jardín en Lisieux, donde vive una hermana suya, cuyo esposo tiene una farmacia. A esa finca la llaman “Les Buissonnets” (los Zarzalillos). Teresita habla mucho de ella en sus memorias. A los 15 años ingresa con sus dos hermanas mayores en el Carmelo de Lisieux.

Celina, aunque también desea ingresar en el Carmelo, se queda cuidando a su padre, quien debido a una fuerte arterioesclerosis se le va paralizando los miembros y nublando sus facultades mentales, fallece a consecuencia de una crisis cardiaca el 29 de julio de 1894, a los 71 años. Entonces Celina entra en el Carmelo.

Luis y Celina son beatificados por Benedicto XVI el 19 de octubre de 2008 y canonizados por Francisco el 18 de octubre de 2015, durante el Sínodo de la Familia.

Reflexión desde el contexto actual:

En el santoral cristiano no es frecuente encontrar matrimonios santos, porque estamos acostumbrados a pensar en la santidad como algo individual y generalmente de personas consagradas. Con el ejemplo del matrimonio Martín Guerin, la Iglesia nos indica que a través del amor conyugal, los esposos, apoyándose mutuamente y compartiendo una misma vida de piedad, pueden alcanzar la santidad, transmitiendo a sus hijos ese mismo anhelo de perfección. Los Martín Guerin no solo fueron esposos modélicos sino también padres ejemplares, que supieron trasmitir a sus hijas un acendrado espíritu de piedad tal como queda reflejado en “la Historia de un alma”

Volver arriba