Un santa para cada día. 4 de febrero San Andrés Corsini, el mediador

San Andrés Corsini, el mediador
San Andrés Corsini, el mediador

Protector de los desórdenes públicos, de las revueltas y motines

Nació en Florencia el 30 de Noviembre de 1302. Apellidarse Corsini es una buena carta de presentación, pues ello significa que pertenecía a una de las familias más ilustres de la ciudad en los albores del Renacimiento.

Seguramente Andresito tuvo una niñez llena de lujos y atenciones. A pesar del buen ejemplo de sus virtuosos padres, por culpa de malas compañías acabó teniendo una adolescencia y juventud disoluta, en donde no faltaron las reyertas. Al final la historia acabaría con un final feliz. El muchacho licencioso se convertiría en un varón probo, que llegó a ser provincial de los carmelitas, poniendo todo su empeño en inculcar a los más jóvenes el espíritu de la orden, siendo llamado posteriormente a regir los destinos de la Iglesia como obispo, distinguiéndose por su espíritu de oración y sacrificio. Se Cumplía así el vaticinio de Gema de Straccibende, su piadosa y aristocrática madre, quien vio en sueños a su hijo bajo la forma de un lobo convertido en cordero. Una vez más las lágrimas y la oración de una madre salvaban al hijo del precipicio.

Entraba dentro de toda lógica que después de su excelente ejercicio ministerial y teniendo en cuenta su ascendencia, Urbano V se fijara en él para llevar a cabo delicadas misiones diplomáticas. Su excelente gestión pacificadora entre los boloñeses, divididos en dos bandos, dio los resultados apetecidos y por ello S. Andrés Corsini tuvo un merecido reconocimiento, siendo digno de todo elogio y agradecimiento, seguramente ha sido este el motivo por el que hoy sea considerado como el protector de los desórdenes públicos, de las revueltas y motines.

San Andrés Corsini

Reflexión desde el contexto actual

Qué bien nos vendría en estos tiempos un mediador como lo fue Andrés Corsini, pero un hombre así no es fácil de encontrar. Los sembradores de paz como lo fue Andrés, no solo piensan en los intereses que están en juego, apuntan a algo más profundo que anida en los sentimientos personales; saben muy bien que la paz es fruto de la justicia, la misericordia y el perdón. Con un intercambio de intereses podemos alcanzar pactos y acuerdos, como sucede hoy . Yo te doy, tú me das y todos contentos. Jugando con estas variables alguien puede llegar a ser un hábil negociador, yo no lo niego. Para hacer de pacificador es necesario llegar a cambiar el corazón de las personas y llenarlas de caridad y comprensión y naturalmente esto sólo podrá hacerlo quien posea un corazón limpio.

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