Un santo para cada día: 25 de septiembre San Basilio Magno

San Basilio Magno
San Basilio Magno

Asceta y contemplativo, pastor infatigable y defensor de la verdad, padre del pueblo y amigo de los desgraciados

Asceta y contemplativo, pastor infatigable y defensor de la verdad, padre del pueblo y amigo de los desgraciados. Es uno de los Padres de la Iglesia griega, que más brillaron en el siglo IV en Capadocia y en toda la Iglesia primitiva.

Nació hacia el 329 en Cesarea de Capadocia (Asia Menor), donde su padre, oriundo del Ponto, ejercía la abogacía. De familia profundamente cristiana, su madre Emelia, era hija de mártir y hermana de un obispo. En su ciudad natal aprendió la cultura clásica, perfeccionada posteriormente en Atenas, donde se reencontró con su antiguo amigo Gregorio de Nacianzo.

Después de cumplir los 25 años regresa a su patria, donde queda profundamente impresionado al ver la vida que llevaba su hermana Macrina, austera como la de las vírgenes consagradas a Dios. Basilio sin embargo no estaba aún bautizado, pero comienza a ver la verdad del Evangelio y decide hacerse cristiano. Recibe el bautismo de manos de Dianios, obispo de Cesarea y decide encaminar sus pensamientos hacia la vida monástica.

Emprende entonces un viaje a través de Egipto, Palestina, Siria y Mesopotamia. De regreso a su patria distribuye sus bienes a los pobres y se retira a Annesi, a la orilla del río Isis, en el Ponto, donde funda y organiza un monasterio. En aquellas largas y duras jornadas de soledad, se dedica a la oración, la lectura y el trabajo manual. Allí aprende la Teología y sobre todo el conocimiento de la Sagrada Escritura. Gracias a él la vida de comunidad iba a ocupar el puesto que le correspondía dentro del cristianismo. Los centros ascéticos del oriente le siguen considerando como su maestro y legislador.

San Basilio Magno

Pero aunque amaba la soledad no dudaba en abandonarla para intervenir en disputas religiosas. En una de esas salidas, el pueblo se apodera de él y le presenta ante el obispo para que le ordene sacerdote y en el año 370 los obispos de Capadocia le colocan sobre la sede metropolitana de Cesarea. Fue un obispo de una pieza, padre del pueblo, amigo de los desgraciados, inflexible en la fe, infatigable en la caridad y seguidor escrupuloso de la  pobreza evangélica. En la capital levanta un establecimiento de beneficencia, que se llama “La Casa de los pobres”, conocida como “Basiliada” y es a la vez hospital, albergue y universidad.

Sigue luchando contra la herejía arriana, se dedica a reformar al clero, a los monjes y la vida de los cristianos en general. Para los monjes redacta las “Grandes Reglas” y también las “Pequeñas Reglas” con exhortaciones y consejos.  El emperador Valente viaja a Cesarea con intención de implantar el arrianismo, pero queda profundamente impresionado ante la entereza y las enérgicas respuestas de Basilio, hasta el punto de  que al final tuvo que retirarse de Capadocia.

Fueron pocas las obras dogmáticas y exegéticas que escribió, pero de altísimo valor doctrinal, contra el arrianismo, o bien tratados sobre el Espíritu Santo. También se hicieron famosas sus homilías. Sus cartas reconocidas como auténticas suman unas 365, las cuales nos permiten seguir su actividad.

Falleció el 1 de enero del año 379, a los 49 años. Sus funerales, acompañados de todo el pueblo, fueron un emotivo testimonio de su gran popularidad y santidad. Su fiesta se celebra tanto en la Iglesia de Oriente como en la de Occidente.

Reflexión desde el contexto actual:

El gran Basilio a través de sus Reglas se nos hace presente en la vida monacal que sigue y seguirá siendo por mucho tiempo la reserva espiritual de la Iglesia de Cristo. Basilio considerado como el primer escritor ascético, nos enseña a vivir en constante tensión de espíritu. Su admirador Gregorio Nacianceno pudo decir de él "Basilio santo, nació entre los santos. Basilio pobre vivió pobre entre los pobres. Basilio, hijo de mártires sufrió como un mártir. Basilio predicó siempre con sus labios, y con sus buenos ejemplos y seguirá predicando siempre con sus escritos admirables". Después de dieciséis siglos el magisterio de Basilio sigue conservando toda su fuerza y vigor. La actualidad del magisterio basiliano ha sido puesta de relieve por Juan Pablo II  en la Carta Apostólica sobre S. Basilio con ocasión del XVI centenario de la muerte del santo,  donde se nos dice: “  La consideración de sus enseñanzas podrán servir de luz para poder afrontar mejor los problemas y las dificultades de este tiempo nuestro y de ayuda  para el presente y el futuro”

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