Un santo para cada día: 11 de marzo San Eulogio de Córdoba: apóstata de Mahoma

San Eulogio de Córdoba: apóstata de Mahoma
San Eulogio de Córdoba: apóstata de Mahoma

Regresa a Córdoba cargado de libros que le habían ido regalando en los monasterios por los que pasaba. Su ilusión era fomentar los estudios, crear escuelas, formar librerías. Soñaba con defender la religión de sus padres y resucitar el sentimiento nacional, compartiendo con los demás todo lo que había aprendido

Vuelve a ser apresado y al acusar a Mahoma de impostor, es acusado de blasfemo. Le llevan al alcázar y allí se improvisa un tribunal que le condena a la pena de muerte y de allí le llevan al lugar del suplicio

Eulogio nació hacia el año 800, en el seno de una familia cristiana, que se había mantenido fiel a sus creencias, en medio de la apostasía general, motivada por la presión que sobre los cristianos ejercían los  dominadores musulmanes.

Además de la instrucción religiosa que había recibido de su familia, siendo su abuelo su primer educador, acudió a la comunidad de sacerdotes de San Zoilo.  Allí hizo una gran amistad con otro condiscípulo, San Álvaro de Córdoba, quien se convirtió a la muerte de Eulogio en su primer biógrafo. Fue el amigo perfecto y confidente de sus santos ideales.

Eulogio no tarda en darse a conocer por su inteligencia, gran elocuencia y sobre todo por su integridad de vida. Siente el deseo de ir a Roma como peregrino y en el 845 emprende el viaje, pero ante las dificultades que encuentra para atravesar los pasos fronterizos hacia Francia, desiste de su empeño y se dedica a visitar monasterios.

Regresa a Córdoba cargado de libros que le habían ido regalando en los monasterios por los que pasaba. Su ilusión era fomentar los estudios, crear escuelas, formar librerías. Soñaba con defender la religión de sus padres y resucitar el sentimiento nacional, compartiendo con los demás todo lo que había aprendido.

San Eulogio de Córdoba

Pasada la primera juventud y ya con 25 años es ordenado sacerdote, entrando a formar parte del colegio de sacerdotes de San Zoilo. Aún no había persecución propiamente dicha, pero las mismas leyes que habían impuesto los musulmanes hacían la vida imposible a los cristianos, pero a finales del reinado de Abderramán II la intolerancia se hizo más violenta y en los primeros meses del año 850 empezaron los martirios y las decapitaciones. Los cristianos más fervorosos protestaron ante el Cadí, pero solo lograron ser torturados y degollados.

El maestro de San Zoilo, lejos de someterse, empezó a escribir un libro titulado “Memorial de los mártires”. En el otoño del 851 se presentó la policía en su casa y se lo llevaron a la cárcel. Allí lee, reza. Escribe y consuela a los cristianos que estaban encarcelados. A los pocos meses recobra la libertad, pero no renuncia a sus quehaceres. Su escuela de San Zoilo había sido destruida, pero el sigue siendo el maestro de los mozárabes.

Vuelve a ser apresado y al acusar a Mahoma de impostor, es acusado de blasfemo. Le llevan al alcázar y allí se improvisa un tribunal que le condena a la pena de muerte y de allí le llevan al lugar del suplicio. Ya en el cadalso se arrodilló, hizo la señal de la cruz sobre su pecho y presentó tranquilamente la cabeza al verdugo. Eran las 3 de la tarde del 11 de marzo del año 859. Todo esto lo cuenta su gran amigo San Álvaro de Córdoba, filósofo y teólogo seglar.

Los fieles cristianos recogieron sus restos y los sepultaron en la Iglesia de San Zoilo. En el año 883 fueron trasladados a Oviedo y allí se conserva su urna en la Cámara Santa de esta ciudad.

Reflexión desde el contexto actual

Nos parece que la apostasía es solo algo que se daba en aquellos tiempos antiguos y difíciles, pero si miramos a nuestro alrededor veremos otro tipo de “apostasía”. ¿Cómo calificaríamos el fenómenos de las iglesia vacías  en países tradicionalmente católicos? ¿No es esto una apostasía masiva de los tiempos modernos?

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