Un santo para cada día: 3 de agosto San Germán de Auxerre

San Germán de Auxerre
San Germán de Auxerre

A veces los designios de Dios se interponen en los proyectos de los hombres y  esto suele  suceder frecuentemente en la vida de los santos predestinados a realizar grandes obras, como es el caso de Germán, nacido hacia el 380 en  Auxerre,  en la región de Borgoñesa al sureste de Paris, perteneciente a una de las familias nobles del Imperio que se encargó de darle una educación esmerada tanto por lo que respecta a nivel religioso como a nivel civil, primero en su ciudad natal y luego tendría que salir fuera a  completar estudios y graduarse en leyes, con la intención seguramente de  entrar a formar parte en la Administración del Estado, como así sucedió en realidad. 

  Acabado su periodo de formación fue nombrado Dux  de  su provincia natal por el Emperador Honorio, quien además entre los miembros de su familia  le buscó una noble dama romana llamada Eustaquia, cristiana como él, para que fuera su esposa. Todo  sucedió tal cual estaba diseñado. Germán se instaló convenientemente en Auxerre con su joven esposa, dispuesto a vivir una vida ajustada a su rango, haciéndose   responsable máximo del poder civil, económico y militar, sin que ello le impidiera organizar espectaculares cacerías, cuyos trofeos gustaba de exhibir en un árbol sito en la plaza pública con ciertas reminiscencias paganas, acto éste  que mereció la recriminación del obispo, que un buen día hizo que desapareciera dicho escenario; ello fue motivo de un cierto enfrentamiento entre ambos que acabó con la retirada del obispo Amador  a la ciudad próxima de Autun, momento en el que vamos a asistir a algo inesperado. Sin que se sepa muy  bien  el motivo,  ya que los hagiógrafos no logran ponerse de acuerdo,  el caso es  que por la razón que fuera Germán se vió en la necesidad de tener que aceptar el nombramiento de obispo de la ciudad de Auxerre en contra de su voluntad , lo que supuso un importante cambio de rumbo  en su vida a partir de ahora.

   Poco a poco Germán fue viendo cada vez más claro que esa era la voluntad de Dios y el no quiso contravenirla. De común acuerdo con su esposa decidieron vivir de ahora en adelante como hermanos, compartiendo techo, pero no lecho. Repartieron sus bienes entre los pobres y cambiaron su vida regalada por una vida mortificada  hecha de ayunos y penitencias. Volcado por entero  a una  vida  de piedad  no dejaría de  trabajar con  gran celo apostólico convirtiendo paganos, levantando construcciones religiosas como el monasterio de S. Cosme y S. Damian , o la Iglesia de S. Mauricio, pero la gran obra de la vida de Germán habría de ser la defensa de la doctrina católica  en contra  del Pelagianismo, que negaba la existencia del pecado original y  defendía  que era suficiente el esfuerzo personal sin el concurso de la gracia para salvarse, doctrina ésta condenada por el concilio de Cartago y el de Efeso.  La herejía,  debido a la intervención del británico Pelagio  y su discípulo  Agrícola, se había extendido por toda Inglaterra y para combatirlo  a fondo  el Papa Celestino pensó en Germán, quien contaría con la colaboración del obispo Troyes. 

San Germán de Auxerres

El año 429 llegaría  Germán a las Islas  para  sofocar las falsas doctrinas y cuando creyeron que lo habían logrado decidieron  regresar. De vuelta a su patria se encontró con que el pueblo estaba abrumado de impuestos y tuvo que viajar a Arles  para interceder  ante el prefecto, lo que sirvió para mejorar la situación  de sus fieles. Restablecido el orden llegan malas noticias de las Islas en el sentido de que nuevos brotes de pelagianismo  están surgiendo con fuerza, por lo que el año 440  tuvo nuevamente que regresar a Bretaña, y por segunda vez volvió  a hacerse con la situación, pero en esta ocasión quiso darle una solución definitiva al problema creando unas escuelas para clérigos de las que salieran unos sacerdotes bien preparados y  de esta forma se mantuviera la pureza de la fe y la situación quedara definitivamente asentada. Así las Islas Británicas pudieron mantenerse dentro de la ortodoxia durante once siglos.

  Acabada su aventura apostòlica emprendió rumbo a Italia , llegando a Milán el 17 de junio de 448, de aquí  viajaría a Rávena donde habría de morir hacia el año 448, después de un episcopado largo y fecundo durante 30 años. De acuerdo con sus deseos sus restos  serían llevados a Auxerre para ser depositados en el Oratorio de S. Mauricio.    

Reflexiones desde el contexto actual.

En el caso de Germán de Auxerre  se cumplió el dicho de que “El hombre propone, pero es Dios el que dispone. A veces es suficiente un cambio de vientos para que nuestros proyectos se vayan al garete. Los asuntos  aparecen de distinta manera si se  les mira desde la perspectiva del tiempo que si se les miras dese la perspectiva de la eternidad. En la vida de este hijo ilustre de Auxerre se cumplen las expectativas del Sembrador que saliendo  a esparcir su semilla se encontró con tierra fértil,, capaz de multiplicar el fruto al ciento por uno.    

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