Un santo para cada día: 26 de junio San Josemaría Escrivá de Balaguer

Escriva
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Fue beatificado en mayo de 1992 y 10 años después canonizado, en ambos casos por Juan Pablo II

Es el santo de lo ordinario y lo cotidiano. Proclama la llamada universal a la santidad. Josemaría Escrivá Albás nace el 9 de enero de 1902 en Barbastro (Huesca). Su padre es comerciante de tejidos. Su madre se llama Dolores y son 8 hermanos; las tres hermanas menores fallecen siendo apenas unas niñas. El negocio de su padre da en quiebra y se ven obligados a trasladarse a Logroño, donde el padre encuentra trabajo como dependiente.

En el ambiente de profunda educación cristiana en que vive la familia, no es extraño que Josemaría sintiera pronto la llamada de Dios al sacerdocio. Ingresa en el seminario de Logroño, pasando después al de Zaragoza. Es ordenado sacerdote el 28 de marzo de 1925. Su padre había fallecido el año anterior. Comienza su andadura en una parroquia rural y después pasa a Zaragoza.

En 1927 se traslada a Madrid para obtener el doctorado en Derecho y se gana la vida dando clases de materia jurídica, para poder ayudar a la familia, que desde la muerte del padre había quedado en una situación económica un poco apurada. El 2 de octubre de 1928 comienza ya a vislumbrar claro lo que Dios quiere de él y empieza a tomar conciencia de lo necesario que es el que la gente se dé cuenta de que para santificarse y servir a Dios no es necesario salir del mundo y recluirse en un monasterio, sino que allá donde estés, en tu estado, en tu profesión, puedes santificarte, solo tienes que ponerte en las manos de Dios y dejarle actuar a Él en tu vida. La santidad no está en la ejecución de  acciones extraordinarias sino en el modo extraordinario de realizar las acciones más vulgares.

Esta idea era ya el germen de los que sería su gran obra, la obra de Dios, el “Opus Dei”. En 1934 es nombrado Rector del Patronato de Santa Isabel, lo que representa ya un alivio económico para poder ayudar a su familia. Pero en 1936, al estallar la Guerra Civil, tiene que ocultarse y ejercer su ministerio sacerdotal clandestinamente. Sale de Madrid, va a Francia y regresa después a Burgos.

En 1939, al acabar la Guerra Civil, vuelve a Madrid y acaba el Doctorado en Derecho, dirige Ejercicios Espirituales, da charlas y en 1946 fija ya su residencia en Roma. Obtiene el Doctorado en Teología por la Universidad Lateranense e inicia los trámites con la Santa Sede para la aprobación del Opus Dei. En 1947 recibe el título de prelado doméstico de Su Santidad, lo cual le da el derecho al tratamiento de monseñor. Se decide a admitir a las mujeres como miembros del Opus Dei y crea para los sacerdotes la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz.

Escrivá de Balaguer se inspiró en la obra de un jesuita del siglo XVIII para escribir 'Camino'
Escrivá de Balaguer se inspiró en la obra de un jesuita del siglo XVIII para escribir 'Camino'

Comienza la expansión de la “Obra” por diversos países. Él mismo realizó varios viajes al extranjero y tanto él como su secretario Álvaro del Portillo, beatificado en 2014 por el Papa Francisco, desempeñaron un papel relevante en la preparación del Concilio Vaticano II. Escribió varios libros, pero el más conocido  es “Camino”, libro de breves reflexiones, publicado en 1934,  que tuvo y sigue teniendo una enorme difusión, siendo traducido a decenas de idiomas.

Debido a la diabetes que padecía, su salud se fue deteriorando progresivamente y falleció en Roma el 26 de junio  de 1975, a los 73 años. Fue beatificado en mayo de 1992 y 10 años después canonizado, en ambos casos por Juan Pablo II.

Reflexiones desde el contexto actual

El tipo de religiosidad que propone Josemaría Escrivá, supone una gran innovación con respecto a la espiritualidad de siglos anteriores. El encuentro cotidiano con Cristo se produce en el trabajo, en cualquier lugar, en cualquier circunstancia. Se trata de ser contemplativos en medio del mundo, convirtiendo el quehacer de cada día en oración. Teóricamente, al menos, este programa de vida cristiana es irreprochable y encomiable, lo que sucede es que en la práctica y los modos, todo resulta ser más complejo.  Lo cierto es que Escrivá de Balaguer pasa por ser uno de las personalidades más polémicas de la Iglesia de nuestro tiempo. Mientras unos ven en “La Obra” una iglesia dentro de la Iglesia, otros aciertan a ver en ella la columna vertebral de esta institución

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