Un santo para cada día: 19 de junio San Romualdo. Fundador de los camaldulenses

San Romualdo. Fundador de los camaldulenses
San Romualdo. Fundador de los camaldulenses

Al fundar en 1012 el monasterio de Campo Maldolo, o Camaldolo, une esa vida eremítica con actos comunitarios, bajo la regla de San Benito. Había nacido la nueva Orden de los Camaldulenses (mezcla de vida cenobítica y eremítica) imitada luego por otras órdenes, como los Cartujos

La innovación que introdujo San Romualdo con la nueva Orden de los “Camaldulenses” fue el haber sabido combinar la vida solitaria de los antiguos eremitas con la vida comunitaria de los monasterios.

Romualdo nació a finales del siglo X, probablemente en torno al 950. Pertenecía a la familia de los Onestis, duques de Rávena (Italia). Educado en un ambiente de lujos y placeres, llevó una vida bastante libre y disoluta durante algunos años y aunque en ocasiones sentía inquietudes de perfección, eran solo “arrebatos” pasajeros. El cambio radical de vida llegó cuando su padre, hombre mundano, mató al adversario en un duelo. Romualdo sintió tal remordimiento por esta muerte, pues su padre le obligó a asistir como “testigo”. Esto hizo que se retirara al monasterio benedictino de Classe, cerca de Rávena, entregándose a las mayores austeridades y penitencias. Así estuvo durante tres años hasta que se decidió a pedir el ingreso en la Orden.

Pero como no hay nada peor para la gente mediocre y relajada, que el constante testimonio acusador de quien hace las cosas bien, se fue formando tal oposición contra él que no tuvo más remedio, con el consenso del abad, que marcharse de allí.

Marchó a un lugar solitario, cerca de Venecia, donde se puso bajo la dirección de un tal Marino, llegando a alcanzar ambos altas cotas de perfección. Su fama se extendió y alcanzó al mismo dux de Venecia, que decidió unirse a ellos. Se dirigieron los tres a San Miguel de Cussan, donde se entregaron a la más rigurosa vida solitaria de oración, ayunos y penitencias, incluso se les unió el padre de Romualdo, arrepentido de su vida, bajo la dirección del abad Guérin y durante tres años se castigó con las mayores austeridades. El enemigo le tentó duramente, pero él logró salir victorioso de todas sus embestidas, con lo cual su alma se fue purificando y fortaleciendo.

San Romualdo

Volvió después a su antiguo monasterio de Classe y después de nombrarle abad, durante dos años intentó reformarlos, pero como no lo lograba acudió al Obispo de Rávena y a Otón III, el emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico y puso en sus manos el báculo abacial, renunciando al cargo. Oton III le concedió unos terrenos y los medios económicos necesarios para que construyera un monasterio en el que pudiera llevar a cabo su ideal mixto de contemplación, oración y obediencia, en un lugar denominado Isla de Perea, dedicado a San Adalberto. Se le unieron varios caballeros del séquito de Oton III. Poco después organizó otros centros de vida eremítica en Italia.

Deseando derramar su sangre por el Evangelio obtuvo del papa el permiso para predicar en Hungría. Se puso en marcha; pero enfermó y tuvo que regresar y así por varias veces. Comprendió entonces que Dios no quería eso para él y regresó a Italia. Al fundar en 1012 el monasterio de Campo Maldolo, o Camaldolo, une esa vida eremítica con actos comunitarios, bajo la regla de San Benito. Había nacido la nueva Orden de los Camaldulenses (mezcla de vida cenobítica y eremítica) imitada luego por otras órdenes, como los Cartujos.

Finalmente se retiró a Val de Castro, donde expiró el 17de junio de 1027, estando completamente solo en su celda. Tenía al menos 80 años. Esta Orden fue aprobada por Alejandro II en 1072.

Reflexión desde el contexto actual:

Es de admirar la vida tan austera de este Santo, que choca enormemente con el concepto de vida religiosa  de quienes hoy  viven en comunidad dentro de los conventos sin que se pueda decir que una sea mejor que otra, porque no siempre lo que más cuesta es lo que más vale. Simplemente responden a los diferentes signos de los tiempos a través de los cuales se puede servir a Dios y entregarse por entero a Él que en definitiva es lo que importa

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