Un santo para cada día: 5 de noviembre Santa Ángela de la Cruz. (La Hermana mayor de los pobres y enfermos)

Santa Ángela de la Cruz
Santa Ángela de la Cruz

Fue la fundadora de las Hermanas de la Cruz, dedicadas a ayudar a los pobres y a los enfermos

Fue la fundadora de las Hermanas de la Cruz, dedicadas a ayudar a los pobres y a los enfermos.

Mª de los Ángeles Guerrero González nació el 30 de enero de 1846 en la plaza de Santa Lucía en Sevilla, en el seno de una modesta familia. Su padre, Francisco Guerrero era cardador de lana, aunque también estuvo mucho tiempo como cocinero en el convento de los Padres Trinitarios. De los 14 hijos que tuvieron, solo sobrevivieron 6, pues eran tiempos de una gran mortandad infantil. Siendo niña fallece su padre, por lo que pudo asistir poco a la escuela. A los 12 años ya estaba trabajando en un taller de fabricación de calzado, para ayudar económicamente a la familia.

La propietaria del taller era una mujer muy religiosa, tenían un pequeño oratorio y todas las tardes se reunía con las empleadas y juntas rezaban el rosario. Allí permaneció Ángela trabajando hasta los 29 años. Ya desde niña había manifestado una preferencia por los pobres y los enfermos. Todos los viernes repartía entre ellos su comida y pedía a las compañeras que hicieran lo mismo. Desde muy joven practicó la mortificación, durmiendo sobre una tabla y con una piedra por almohada, llevaba con frecuencia un cilicio, ayunaba y dedicaba muchos ratos a la oración.

Todas las compañeras la consideraban una persona fuera de lo normal. Un día estando en el oratorio, pudieron presenciar su levitación. Salieron sin hacer ruido y la dejaron sola. Cuando se reunió con ellas les dijo: “¡Me dejaron ustedes dormida y se marcharon!”. La dueña del taller se lo contó a su confesor, D. José Torres y éste quiso conocerla. Desde entonces se convirtió en su confesor y director espiritual. También acompañaba a enfermos; en una ocasión, visitó a una señora que tenía una enfermedad con llagas y se negaba a ser operada porque tenía miedo, Ángela besó sus llagas y al instante quedó curada.

Sor Ángela de la Cruz

En 1865, con 19 años, había decidido ser religiosa. Fue a las Carmelitas descalzas, pero éstas la consideraron de naturaleza débil, como para resistir el trabajo de las legas y no la admitieron. A los 23 años lo intentó de nuevo, esta vez con las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul. Pasó el postulantado y tomó el hábito, pero antes de hacer la profesión tuvo un problema de salud con vómitos frecuentes y tuvo que regresar a su hogar. Nada más llegar a casa se curó. Tampoco ese era su sitio. El 1 de noviembre de 1873, firmó un escrito en el que se comprometía a vivir conforme a los criterios evangélicos. Después se propuso escribir una especie de diario espiritual, contando sus experiencias místicas y las gracias recibidas de parte de Dios y el 8 de diciembre de 1874 se consagró al Señor con votos perpetuos. Consideraba la Cruz como la cumbre más elevada de la perfección. Por fin se decidió a fundar una nueva Congregación, las Hermanas de la Cruz, para ayudar a los pobres y a los enfermos. Se le unieron varias compañeras. La nueva orden  fue aprobada  por la Santa Sede en 1876, eligiéndola a ella como superiora General.

Falleció en Sevilla, el 2 de marzo de 1932. Su cuerpo permanece incorrupto. Fue canonizada el 4 de mayo de 2003 por San Juan Pablo II.

Reflexión desde el contexto actual:

En Ángela de la Cruz tenemos un ejemplo más de lo que representa la virtud heroica de la caridad ejercitada a favor de los más débiles. Su buen ejemplo necesariamente tiene que ser un estímulo para los hombres de todos los tiempos y de todos los credos. Aparte del ejemplo de entrega y dedicación a quienes más lo necesitaban, la M. Ángela  nos dejó en herencia  la Congregación de las Hermanas de la Cruz como garantía de que los más pobres y los enfermos siempre tendrán a su lado alguien que se ocupe de ellos.

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