Un santo para cada día: 16 de mayo Santa Gema Galgani: un sentido para el dolor

Santa Gema Galgani: un sentido para el dolor
Santa Gema Galgani: un sentido para el dolor

Fue beatificada por Pío XI el 14 de mayo de 1933 y canonizada por Pío XII en 1940. En 1985 es llevado su cuerpo al Santuario Pasionista de Santa Gema en Lucca (Italia). Su corazón se venera en el Santuario de Madrid

El mundo actual siente la necesidad de conocer a los santos como fueron en realidad, con toda su grandeza espiritual, pero también con toda su miseria y limitación corporal, sin la piadosa fantasía de una leyenda dorada.

Gema nació el 12 de marzo de 1878 en Camigliano (Italia). Su padre Eugenio Galgani era boticario y su madre Aurelia Landi muere prematuramente, de una tuberculosis pulmonar, cuando Gema tenía solo 7 años. Su padre se hace cargo de los hijos, pero muere también pronto, a consecuencia de un tumor maligno, cuando Gema tenía 18 años.

Es este tiempo Gema tuvo dos pretendientes, que se sintieron atraídos por su belleza física, pero ella los rechazó, porque tenía ya muy claro que su único esposo sería Cristo. Entonces fue contratada como ama de llaves por la familia Gianni. Con ellos se trasladó a la ciudad de Lucca, ellos la trataron prácticamente como a una hija.

Gema tenía una gran devoción a la Eucaristía y a la pasión de Cristo, cuyo crucifijo tenía en la pared  de su cuarto. Cuando tenía 20 años, durante 3 días a la semana, comenzó a mostrar en su propio cuerpo las mismas heridas que tenía ese crucifijo. A lo largo de su corta vida padeció múltiples y extrañas enfermedades, que unas veces la ponían en trance de muerte y otras se curaban misteriosamente.

Santa Gemma Galgani

Desde niña había sido una criatura enfermiza y poco desarrollada. A los 13 años ya tuvo que ser operada de osteítis tuberculosa y a los 16 sufrió graves trastornos, de apariencia neurótica. A partir de los 19, se le multiplicaron las enfermedades, desconcertantes para los médicos, con síntomas gravísimos: tabes espinal de carácter maligno, un absceso en la región lumbar, meningitis, úlceras, sordera, caída del cabello, parálisis… Las diversas intervenciones quirúrgicas por las que tuvo que pasar, en lugar de extirpar el mal parecía que lo desplazaban a otro punto de su cuerpo.

Los médicos acabaron desahuciando a una enferma que se negaba a ser reconocida debidamente. Jamás se dejó auscultar. Cuando era niña ya no consentía que su padre la tocara. Toda esta hipersensibilidad hizo que en algunas ocasiones sus enfermedades, o al menos parte de ellas, fueran diagnosticadas como “trastornos neuróticos”. Realmente los médicos estaban desconcertados. Todo esto hizo que su proceso de beatificación fuera largo y examinado minuciosamente.

Solo los Padres Pasionistas la comprendían, la confortaban y la alentaban. Ella hubiera querido ser Religiosa Pasionista, cosa que no pudo ser por su delicada salud, teniendo que conformarse con estar incluida entre las “Terciarias Pasionistas” (seglares).

Muere en Lucca a los 25 años, el 11 de abril de 1903, probablemente de tuberculosis. Fue beatificada por Pío XI el 14 de mayo de 1933 y canonizada por Pío XII en 1940. En 1985 es llevado su cuerpo al Santuario Pasionista de Santa Gema en Lucca (Italia). Su corazón se venera en el Santuario de Madrid.

Reflexiones desde el contexto actual:

Podemos considerar, sin lugar a dudas, a Santa Gema, como patrona de los enfermos. Sus virtudes de paciencia, humildad, sinceridad y caridad, pero sobre todo la aceptación serena y resignada de  sus dolencias, hacen de ella un modelo y ejemplo para todos.   Cuando encontramos un sentido al dolor,  éste 0resulta más soportable.

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