Un santo para cada día: 22 de julio Santa María Magdalena

María Magdalena
María Magdalena

Tampoco sabemos nada de la vida de María Magdalena después de la Ascensión. La tradición nos la pone como penitente. Seguro que se ocultaría en algún lugar

La pecadora arrepentida y penitente, fruto de la transformación sufrida por esta mujer, ante el perdón y la misericordia de Jesús. “Mujer, perdonados te son tus pecados” “Tu fe te ha salvado; vete en paz” (Lc. 7, 36-50).

Poco sabemos de la vida de Santa María Magdalena antes de su encuentro con Jesús. Las primeras noticias que tenemos son en casa de Simón el fariseo, cuando comenzando el banquete, aparece ella y se arroja a los pies de Jesús, lavándolos con sus lágrimas, impregnándolos con un perfume de nardo y secándolos con sus cabellos. Todos quedaron sorprendidos, en primer lugar porque en aquella sociedad machista, a las mujeres no les estaba permitido asistir a esos banquetes de hombres y en segundo lugar porque, al ser ella una mujer pública, aquel a quien tocara podía quedar impuro. Pero su alma quedó inundada de paz y ya no se volvió a separarse del Maestro.

Dice el evangelio de Lucas que “además de los doce, con Él iban algunas mujeres, María, la llamada Magdalena, de la cual habían salido siete demonios y otras muchas que le servían con sus bienes”(Lc. 8, 1-3). La mayor felicidad de María Magdalena era seguir a Jesús y poder servirle. Había momentos duros y difíciles, pero ella le amaba mucho, porque era mucho lo que le había sido perdonado. Después llega lo peor, cuando se entera de que habían prendido al Maestro, de noche, mientras ella dormía. ¡Qué tremenda tuvo que ser esta noticia para su sensibilidad femenina! ¿Qué podía hacer ella? ¡Nada! Solo rezar y esperar.

Y llega el terrible momento de verle clavado en una Cruz. La Madre de Jesús estaba a su lado. Las lágrimas de las dos se confundirían en un abrazo y se apoyarían mutuamente. También estaba Juan, el discípulo amado. ¿Los demás?...algunos mirarían de lejos, otros escondidos. Y las palabras de Jesús se clavarían en el alma de la Magdalena “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc. 23, 34). ¡Cómo se le clavarían en el alma estas palabras! Ella tampoco sabía lo que había hecho durante muchos años y ahí estaba también su perdón, con el perdón de todos los pecadores. Por ellos ofrecía su vida. También por ella ¡Ese era el precio del pecado!

Magdalena abraza la cruz
Magdalena abraza la cruz

Y pasaron dos largos e interminables días sin su presencia. Ya no podía esperar más, iría al sepulcro y permanecería allí hasta morir con Él, pero su sorpresa fue grande cuando al aproximarse vio corrida la piedra que cerraba el sepulcro. Ella que había temido no poder correrla por lo que pesaba. Pero estaba vacía ¿quién habría podido llevarse el cuerpo de Jesús? Entonces aparece a su lado, pero ella no es capaz de reconocerlo, piensa que es un hortelano del huerto de José de Arimatea. “Mujer ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?” “Lloro porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto”. Bastó una sola palabra “¡María!” para que ella al instante lo reconociera y cayera a sus pies.

Después el escepticismo de los Apóstoles “¡Están locas!” ¿Cómo iban ellos a asumir que fueran las mujeres quienes les anunciaran la Resurrección, si las mujeres entonces tenían una credibilidad similar a la de los niños? …De cuántas realidades maravillosas protagonizadas por mujeres nos han privado los evangelistas, incluso de la Madre de Jesús dicen bien poco. Tampoco sabemos nada de la vida de María Magdalena después de la Ascensión. La tradición nos la pone como penitente. Seguro que se ocultaría en algún lugar.

Reflexión desde el contexto actual:

Al trazar la semblanza de Maria la Magdalena intencionadamente he prescindido de esa visión totalmente novelesca que actualmente algunos escritores tratan de darnos de esta mujer sobre todo por lo que respecta a su relación con Jesús de Nazaret,  tal como por ejemplo “El Código da Vinci” de Dan Brown. Nada de lo que se está diciendo por ahí está documentado históricamente, mucho menos  el hecho de que las antiguas imágenes que aparecen de una mujer morena portando en sus brazos a un niño, no representan a la virgen María, sino que serían la representación de la Magdalena con su hijo fruto de su relación sentimental con el Maestro, fantasía  ésta que posteriormente iría asociada al santo grial . De lo que se trata es simplemente de desacralizar los misterios más sagrados de nuestra fe, Dios sabe con qué intencionalidad.

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