Un santo para cada día: 29 de julio Santa Marta de Betania

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marta-y-maria RD 16 07 2019 PATXI LOIDI

Marta era la mayor de tres hermanos que vivían en Betania, una aldea a escasos Km. de Jerusalén, que fácilmente podía recorrerse a pie en poco tiempo. Los otros dos hermanos eran Lázaro y María. Tenían una gran amistad con Jesús, de tal confianza, que siempre que estaba en Jerusalén iba a hospedarse en su casa

Santa Marta es la Patrona del ramo de la hostelería, por haber mostrado tanta diligencia en su atención y servicio a quienes se hospedaban en su casa

Santa Marta es un personaje muy unido a la vida pública de Jesús y que ha dado pie para muchas discusiones sobre la prioridad de la vida contemplativa frente a la vida activa.

Marta era la mayor de tres hermanos que vivían en Betania, una aldea a escasos Km. de Jerusalén, que fácilmente podía recorrerse a pie en poco tiempo. Los otros dos hermanos eran Lázaro y María. Tenían una gran amistad con Jesús, de tal confianza, que siempre que estaba en Jerusalén iba a hospedarse en su casa.

Uno de esos días que Jesús está con ellos, se esfuerzan lógicamente por atenderle lo mejor posible, tanto a él como a sus discípulos. La casa debía ser grande y disfrutar de una desahogada posición económica. En una de esas estancias de Jesús, nos cuenta San Lucas, estaban todos pendientes de sus palabras, entre ellos Lázaro y su hermana María, pero Marta, al ser la mayor y tener asumido el papel de “ama de casa”, aunque también le hubiera gustado escucharle, tenía que atender otras prioridades y otros quehaceres domésticos.

Probablemente pensó que si su hermana le ayudaba, terminaría entes y ella podría también disfrutar de las enseñanzas de Jesús. Como tenían confianza con Jesús, se atreve a hacerle ese pequeño reproche: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile, pues, que me ayude” (Lc 10, 40).En realidad no serían unas palabras de reproche hacia su hermana, sino que al ayudarla, ella también podría escucharle. Tampoco parece que la respuesta de Jesús estuviera cargada de reprensión, sino que trata más bien de darle una lección y con ello nos la da a todos: “Marta, Marta, tú te preocupas por muchas cosas, cuando de pocas hay necesidad. María ha escogido la mejor parte y nadie se la arrebatará”. Es posible que dada la austeridad de Jesús,  le pareciera que las atenciones que le dispensaban eran demasiadas y él con poco tenía bastante.

Marta y María. Acción y contemplación
Marta y María. Acción y contemplación

La segunda ocasión en que aparece Marta en el Evangelio, es cuando Lázaro está gravemente enfermo y las dos hermanas, angustiadas, le envían un mensaje a Jesús para que salve a su hermano. Lógicamente el mensaje tardaría en llegar y además Jesús no se apresura en acudir. Bien sabía Él lo que iba a suceder. Cuando llegó Jesús y Marta se enteró acudió a su encuentro. María se quedó en casa guardando el luto. Entonces Marta se atreve a decirle: “Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano”. Le dice Jesús:  “Tu hermano resucitará”. Marta le contestó: “Sé que resucitará en el último día”. Jesús le dice: “Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mi aunque haya muerto vivirá”. Avisaron a María y llegó a tiempo de presenciar el prodigio. Jesús había sollozado y todos decían ¡Cómo le amaba!. Y se produce el gran milagro.

Después no sabemos más de ella. Las leyendas posteriores se encargaron de mitificar su recuerdo, pero realmente no tienen un valor histórico.

Santa Marta es la Patrona del ramo de la hostelería, por haber mostrado tanta diligencia en su atención y servicio a quienes se hospedaban en su casa.

Reflexión desde el contexto actual:

La polémica entre la contemplación y la acción se ha dado siempre, probablemente tomando como base el pasaje evangélico de Lucas 10,40. San Benito supo compaginar estas dos posturas con su lema “ora et labora”. La pena es que en nuestro mundo tan materialista parece que han suprimido la primera parte y solo queda el “labora” olvidándose del tráto íntimo con Dios. Ello ha dado lugar a que los últimos papas  hablen del peligro que entraña  la herejía del activismo. El ocupacionismo febril que no deja espacios para hablar con Dios como si todo dependiera de la habilidad y destreza del operario  es uno de los grandes peligros de nuestro tiempo pues como bien dijera en su día Pablo VI . No puede ser verdadero evangelizador aquel que no tiene una personal, profunda, ardiente vida interior.

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