En Cuba hay ritmos y formas distintas de entender la realidad, pero es el mismo Dios que está escondido y quiere ser encontrado Antonio Masferrer, S.J.(director de Vida Cristiana): “Un gesto, una caricia, una ternura vale mucho hoy en Cuba”

Antonio Masferrer, S.J.(director de Vida Cristiana)
Antonio Masferrer, S.J.(director de Vida Cristiana) Julio Pernús

Mientras más personas se van de Cuba también ahí se puede apostar por una vida en alegría y abundancia espiritual

Un corazón atento, pues la experiencia que he vivido en Cuba ha sido determinante para lo que quisiera fuera mi don de servicio a los demás

En una ocasión le escuché decir al P. Ingmar Vázquez, S.J. que la característica principal de un buen cristiano debe ser el agradecimiento, este texto es una muestra de lo alegre que me siento al ver a un jesuita como Antonio Masferrer optar de forma preferencial por Cuba, mi país.

– Antonio alguna frase que te ha marcado tu vida.

 Un corazón agradecido, atento y dispuesto. Es una frase que ha marcado este camino de servicio y de entrega generosa. Agradecido porque cuando uno le da el sí al Señor, su amor se multiplica con rostros concretos, sean del campo o la ciudad, no importa, son personas que han estado conmigo y me han mostrado el rostro cierto de Jesús. Hablo de familiares y consagrados mayores que, sin pedírselo, me han dado sus consejos y jalones de oreja.

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- ¿Por qué ordenarte como diacono en Manresa Loyola?

Manresa para mí es un lugar de agradecimiento pues aquí fue donde tuve mis luchas interiores, lloraderas, piques, pero también fue un lugar de inspiración y un sitio donde me decía: “puedes, puedes, te basta Su gracia”. Un corazón agradecido por tanta gente que me ha dicho "no estás solo".

– ¿Qué has aprendido de Cuba?

Cuba me ha enseñado a ser un poco más dispuesto y humilde, porque no lo soy. Llegué con muchos sueños e ilusiones cuando el anterior provincial, Javier Vidal, S.J., me mandó a Cuba en el 2020. Imagina el ver nuevas todas las cosas para una persona dominicana, cuyo propósito era comprender si de verdad deseaba entrar a la Compañía y que el provincial me dijera que él me estaba entregando un sueño que él tenía. Yo he aprendido a estar siempre dispuesto. En tu país hay ritmos y formas distintas de entender la realidad, pero es el mismo Dios que está escondido y quiere ser encontrado. Un gesto, una caricia, una ternura vale mucho allá. Con todas las experiencias de precariedades que he visto, también he sido testigo de que el cariño hace Iglesia, comunidad.

– Cuba y el corazón, dos palabras que marcan tu misión.

Un corazón atento, pues la experiencia que he vivido en Cuba ha sido determinante para lo que quisiera fuera mi don de servicio a los demás. Por eso he decidido, dialogado previamente con mis superiores y mis familiares, luego de varios debates internos, me ha surgido la moción –en este momento se quiebra su voz– de que mientras más personas se van de Cuba también ahí se puede apostar por una vida en alegría y abundancia espiritual. Por eso he decidido, que Cuba sea el lugar donde se celebre mi ordenación sacerdotal, entregarme como el Evangelio que habla de sembrar la semilla; algunos se van, y yo, como gesto de cariño, opto de forma presencial por cumplir mi misión allí. 

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