Es un libro que todo latinoamericano debería leer "La Otra Cara de la Pobreza"

"La Otra Cara de la Pobreza"
"La Otra Cara de la Pobreza" Editorial Bonó

Los artículos que componen sus páginas son pensados para República Dominicana pero laten en cualquier palpitación del Tercer Mundo

Jorge sabía muy bien que "el pobre prefiere correr el riesgo de ganar, que tener la seguridad de perder".

El barrio fue la gran escuela de su vida, lo que en zonas como Guachupita aprendió, lo llevó a todos los espacios posteriores. "La Otra Cara de la Pobreza", obra cumbre del P. Jorge Cela s.j. (1941-2020), nos enseña que todo comienza por pequeñas comunidades de fe y termina en lo experiencial de poner la vida al servicio del prójimo. Es un libro que todo latinoamericano debería leer.

Tuve la oportunidad de ser parte de una comunidad en La Habana que era acompañada por el P. Jorge Cela s.j., sin embargo, nunca me habló de este texto que nos legó a todos los que apostamos por una Iglesia encarnada. No es una literatura menor la que la editorial Bonó ha recopilado y puesto a disposición del gran público. Estamos ante una herramienta valiosa para comprender el significado de "cultura de pobreza" que rige el accionar de nuestras ciudades.

 Sus lectores, más que libro, tendrán en su poder un mapa que podrá servirles de guía para todos los sueños de un mundo diferente. La imagen de portada tiene una lógica descriptiva tremenda, un niño negro semi- desnudo se asoma fuera de un hogar armado a retazos con ropa en la puerta puesta a secar producto de una lluvia y su hermanito, desnudo totalmente lo mira con una barriga repleta de parásitos. En esas dos miradas humanas de niños de periferia, se aloja La Otra Cara de la Pobreza.

Sólo lamento que esta obra no haya sido tan difundida en mi país, Cuba, una de las patrias de Cela. Un latinoamericanista al que sería imposible anclarlo en una sola realidad. Los artículos que componen sus páginas son pensados para República Dominicana pero laten en cualquier palpitación del Tercer Mundo.

Jorge sabía muy bien que "el pobre prefiere correr el riesgo de ganar, que tener la seguridad de perder". Junto a dos grandes amigos solíamos ir a su tumba en el cementerio de Colón de La Habana para en silencio, pedirle acompañamiento ante situaciones difíciles, creo que aún muerto, su legado sigue vivo en los que seguimos sus pasos.

Hay textos que desearía no tener que devolver nunca, La Otra Cara de la Pobreza es uno de ellos. Ahora cuando he culminado de leerlo entiendo mejor porqué el P. Cela s.j. no me habló de él, pues conociendo mi curiosidad, de seguro, esperaría que con la providencia de Dios llegaría a mis manos en el mejor momento y fue así. Ojalá que la ramita verde o la campana de la Iglesia en Guachupita que utiliza el texto como metáfora de Esperanza, sigan existiendo en todos aquellos a los que Jorge nos ayudó a comprender mejor la realidad. Ese sería su mejor legado.

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