A propósito de la polémica por la elección de una protagonista negra La Sirenita, ¿podría ser católica?

La Sirenita, nueva sersión
La Sirenita, nueva sersión

La polémica relacionada con la esperada nueva producción del mundo audiovisual infantil ha surgido por la elección de la actriz negra, Halle Bailey, para encarnar el rol protagónico de Ariel

"Poco importará que la nueva versión de La Sirenita de Disney no sea la más perfecta de las reproducciones. Hay momentos en los que el objeto, sea el que sea, resulta menos relevante que la actitud que adoptamos al observarlo"

"Por eso me lanzo esta pregunta: ¿en algún momento sería tan descabellado que Ariel el personaje principal de La Sirenita fuera católica?"

"En vez de sentirnos incómodos por la negritud de algún clásico cuento infantil, que tal si impulsamos que también protagonistas de animados puedan ser religiosos"

La pregunta que titula este artículo sólo es una provocación que, si la pensamos bien, puede ayudarnos a discernir un poco mejor toda la polémica relacionada con la esperada nueva producción del mundo audiovisual infantil.

Para situar en contexto a los lectores no familiarizados con los debates en redes, en días recientes, la productora industrial de mayor peso en el cine infantil, Disney, lanzó el tráiler de la nueva versión en live action (acción real) de su clásico de 1989, La Sirenita. El mismo ha sido visto por más de 100 millones de personas y el debate ha discurrido por la elección de la actriz negra, Halle Bailey, para encarnar el rol protagónico de Ariel. 

Halle Bailey

Por supuesto que hay quienes han aplaudido la elección como un justo reclamo de la comunidad afro-americana para incluir personajes centrales de “raza” – una categoría siempre peyorativa- negra. Por otra parte, están los indignados por sentir que se está tratando de eliminar a la fuerza la discriminación racial, sin un horizonte claro de por qué se cambia de paradigma. 

El cineasta cubano Pavel Giroud dijo algo para defender la elección de una actriz negra para el papel de Ariel, que a posteriori puede ser interesante: “el arte no tiene por qué ser encorsetado en el imaginario de un sector determinado, pues su riqueza parte de la libertad de interpretación por cada uno de sus consumidores”.

Por supuesto que, detrás de cada posición con respecto a la introducción de personajes negros en los clásicos de Disney llevados a la vida real en el 2022, también hay deseos comerciales de atraer a un sector social apreciable del gran público a ver y pagar la peli, pero eso no significa que debamos desechar la idea filantrópica de una mejor representatividad en la gran industria de animados.   

Los cuentos infantiles, en ocasiones, se parecen a esos arrecifes subterráneos sin una forma programada, que actúan como un lindo paisaje interior en la mente de un niño que bucea descubriendo el mundo. Desde esa trama, el pequeño y los adultos -¿por qué no?- vamos deshilando la vida real. Por eso me lanzo esta pregunta: ¿en algún momento sería tan descabellado que Ariel el personaje principal de La Sirenita fuera católica? 

Hans Christian Anderson, el autor de La Sirenita - historia originalmente publicada en 1887- era de origen danés. Por eso, creo que quizás el tema religioso en sus cuentos sea más cercano a los dioses de la cultura nórdica, como Tritón, rey del océano, el padre de Ariel. Pero, la historia original escrita como un ballet ha sido adaptada en disímiles formatos que van desde mangas japoneses hasta obras de teatro; muchas de estas versiones contextualizadas en la cultura del país que la desarrolla. Por cierto, miren si la historia ha andado interpretaciones, que la fuente de inspiración de Anderson es una sinfonía titulada Die Seejungfrau (La Sirenita), del compositor austríaco Alexander Von Zemlinsky. 

"En vez de sentirnos incómodos por la negritud de algún clásico cuento infantil, que tal si impulsamos que también protagonistas de animados puedan ser religiosos"

Poco importará que la nueva versión de La Sirenita de Disney no sea la más perfecta de las reproducciones. Hay momentos en los que el objeto, sea el que sea, resulta menos relevante que la actitud que adoptamos al observarlo. Ahí está la clave: en nuestra capacidad para manejar algo que quizás no sea cierto del todo, pero que puede ayudarnos a asumir en nuestra vida la riqueza de lo diferente. En vez de sentirnos incómodos por la negritud de algún clásico cuento infantil, que tal si impulsamos que también protagonistas de animados puedan ser religiosos. La fe sin dudas, es parte de la riqueza cultural de la humanidad. ¿O no? 

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