"Mañana, antes de que salga el sol, la gracia de Dios habrá caído sobre Cuba" Una vigilia en la TV nacional

Vigilia en Cuba por las víctimas del Saratoga
Vigilia en Cuba por las víctimas del Saratoga

"Más allá de las imágenes y videos que forman parte de la documentación de todo lo vivido en la vigilia, los medios de comunicación y el pueblo mostraron un respeto y empatía que se hará archivo permanente de una isla en llanto"

"La fe que se evidenció durante la vigilia como un paso existencial trascendente a la muerte, camina tan segura por los bosques intrincados del dolor que nos convence de seguirla"

Algunas noches de la semana transito por las calles pobladas de  escombros de Guanabacoa, llevando información virtual de un lugar a otro. El viernes 13 de mayo  paré en seco mi andar, al ver frente a varias casas del reparto Roble, altares improvisados con una vela encendida. Ese día en la noche el país era paralizado por la vigilia diseñada para rendir merecido respeto a las víctimas de la explosión en el hotel Saratoga. 

Un ministro de Dios, que me es cercano, me escribió: “voy de camino a Matanzas, y al leer la convocatoria nacional para reunirse en algún parque o encender alguna vela en casa a las 9 de la noche, como expresión de memoria por las personas fallecidas en el accidente y sus allegados, me viene a la mente el tiempo pascual, la luz del cirio (Cristo Resucitado) que disipa la oscuridad de la muerte y expresa la vida nueva. De ahí nuestra esperanza. También el responsorio: 'dales, Señor, el descanso eterno y brille para ellos la luz perpetua'". 

Vigilia Saratoga

El dolor no se puede descoser del alma de aquellos que han perdido a alguien querido de una forma tan inesperada, pero el gesto de orar –tener un pensamiento de cercanía hacia esos dolientes-, fue un momento único de unidad y amor nacional. Más allá de las imágenes y videos que forman parte de la documentación de todo lo vivido en la vigilia, los medios de comunicación y el pueblo mostraron un respeto y empatía que se hará archivo permanente de una isla en llanto.       

En medio del tangible agobio nacional, a la pared agrietada del pasado de nuestra nación tras la fatídica explosión del 8 de mayo, el amor espiritual de todos los cubanos hacia los afectados, le dibuja una rendija al mal, en el que la Esperanza –para los cristianos, Dios- sumerge la cabeza y, luego, todo su cuerpo. La fe que se evidenció durante la vigilia como un paso existencial trascendente a la muerte, camina tan segura por los bosques intrincados del dolor que nos convence de seguirla.   

Los niños suelen lanzar piedras al mar que al rebotar en el agua producen una especie de ondas expansivas. Ahora es momento de unirnos, darnos el abrazo abierto que nos debemos, y confiar en que “mañana, antes de que salga el sol, la gracia de Dios habrá caído sobre Cuba”. Amén.  

Vigilia Saratoga

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