Juan Bautista profeta de nuestro Adviento.

Domingo Segundo de Adviento Año C. 09.12.2018. (Lucas 3,1-6; Mateo 3,1-12; Marcos 1,1-8).



El llamado a la conversión de Juan Bautista es a una conversión radical de cambio de conducta personal. Pero no se queda sólo en eso, hay un llamado urgente y necesario a una conversión del pecado social.

Llama a "cambiar la manera de vivir para que se nos perdonen los pecados". Hay que "enderezarse". Hay que "rellenar" nuestro vacío de vida interior. Hay que "aplanar y abajar nuestro cerro" de orgullo y soberbia". "Hay que cambiar nuestra vida, a veces muy chueca, porque es como caminos con curvas, muchas veces ásperos". Se trata de una conversión concreta y no de buenas intenciones solamente. Hay que "mostrar frutos de una sincera conversión": ¡hechos y no palabras!


Hay un dicho: "si uno no actúa como piensa termina pensando como actúa".
Creo que se trata de un llamado a dejar de ser "cristiano a su manera". Muchas veces nos hemos instalados con ciertas costumbres, estilos de vida mediocres. Nos hemos acomodado a ser un conservador y tradicionalista en nuestro ser cristiano. Somos católicos por costumbre y tradición familiar. Tal vez, en nuestro pensar, aceptamos las exigencias de un seguimiento de Jesús. Pero sólo es un pensar. No hay un actuar acorde con el pensamiento. Y terminamos vegetando como cristianos o católicos: "yo nací católico, lo soy por tradición y familia". ¡No! "Porque yo les aseguro que, de estas piedras, Dios puede sacar hijos de Abraham. Ya llega el hacha a la raíz de los árboles: todo árbol que no dé fruto va a ser cortado y echado al fuego".
Se trata de un Juan Bautista, profeta con valor, pobreza radical y vida consecuente y de oración en concreto.

Su llamado a la conversión es vivido personalmente. El Bautista encarna al "convertido" que llama a otros a la conversión.
La conversión no consiste sólo en buenas intenciones o convicciones. Lo real de la conversión es "cambiar la manera de vivir". La conversión debe pasar a los hechos, a decisiones concretas. A menudo caemos en "idealismos" de creer que vivimos lo que pensamos; pensamos que estamos realizando aquello que decimos. Estamos acostumbrados a hablar de cosas que no vivimos. El realismo del profeta es "cambiar de vida".

Pero este llamado profético a un realismo concreto no se queda en lo meramente "privado". Es un llamado claro a la conversión a Dios y a los hermanos. Convertirnos del pecado personal y social.

No hay conversión cristiana sin que nuestro compromiso de "cambio de vida" no vaya también y con urgencia a trabajar, con un amor eficaz, por crear condiciones, en nuestra sociedad, para que los demás puedan cambiar de vida:

"Acercándonos al pobre para acompañarlo y servirlo, hacemos lo que Cristo nos enseñó, al hacerse hermano nuestro, pobre como nosotros. Por eso el servicio a los pobres es la medida privilegiada aunque no excluyente, de nuestro seguimiento a Cristo. El mejor servicio al hermano es la evangelización que los dispone a realizarse como Hijo de Dios, lo libera de las injusticias y lo promueve integralmente". (Puebla 1145).

El sistema injusto de nuestra sociedad: "pecado social", que mantiene a hombres y mujeres en condiciones subhumanas y de escandaloso privilegio de unos pocos privados, resultado de una economía perversa y concentradora de poder y riqueza (Economía Privatizadora Neo Liberal), impide a unos y a otros, a muchos y pocos, la libertad necesaria para "cambiar de vida" y poder ver "la salvación que Dios trae".

Entonces, no se trata sólo de una conversión "privada". Sobre todo cuando hoy, prima la cultura de los privados que secuestran a una mayoría; de una cultura de las privatizaciones, que empobrece al 80% de hombres y mujeres en el mundo.
El sistema injusto, perverso y acumulador en pocas manos, mantiene a millones de hombres y mujeres: adultos, ancianos, jóvenes y niños en condiciones de pobreza e indigencia.

Es decisiva la respuesta de Juan Bautista, cuando se le pregunta en nuestro Adviento:

"Qué debemos hacer?". Él les contestaba:"El que tenga dos capas dé una al que no tiene, y quien tenga qué comer haga los mismo"... .
Y otros cobradores de impuestos le dijeron:"Maestro, qué tenemos que hacer?". "No cobren más de lo debido". A su vez unos soldados le preguntaron:"Y nosotros, qué debemos hacer?". Juan les contestó: "No abusen de la gente, no hagan denuncias falsas y conténtense con lo que les pagan".(Lucas 3, 10-14).
Es un llamado muy actual a la conversión hacia los demás. Es una crítica a la sociedad y una exigencia a trabajar "cambiando de vida", haciendo Reino; haciendo una sociedad justa, fraterna y solidaria.

Este llamado a la conversión, en este Adviento, nos encuentra en plenas luchas y ambiciones de poder y de dinero de los políticos, sus partidos y grandes empresarios, y hoy, muy reciente, de FFAA y Carabineros; ambiciones de poder que los ha llevado a una escandalosa corrupción de dineros, cometiendo un insulto a tantos hombres y mujeres chilenos pobres, y también al pueblo soberano, que ve que los mismos políticos, que los llamaron a luchar por terminar con la dictadura, hoy ponen al descubierto la negociación hecha con dictadura, traicionando al pueblo, haciendo evasión de impuestos y otros malos manejos de dinero: dinero de todos los chilenos. Estos actores en el poder, negociado con dictadura, han secuestrado la democracia. ¡No hay democracia en Chile! Se adueñaron del país una minoría: políticos, partidos, poderosos empresarios, han seguido administrando herencia de dictadura: una institucionalidad ilegítima, con una Constitución mentirosa y fraudulenta, que no goza de ninguna autoridad moral.

En Chile se vive una economía globalizada. Está sustentada por una Constitución que no tiene autoridad moral. Fue impuesta por dictadura con un plebiscito mentiroso y fraudulento. Políticos no cambian la Constitución. Tenemos un Estado de Derecho que se fue fraguando en dictadura, con institucionalidad ilegítima, impuesta a sangre y fuego. Después de más de 40 años políticos actuales y sus partidos han seguido, en la práctica política, legitimando lo ilegítimo. No ha habido voluntad política de cambiar herencia de dictadura, más bien se ha administrado esa herencia. Y estos responsables siguen haciendo elecciones y postulándose al poder para seguir haciendo más de lo mismo. El pueblo está diciendo ¡basta! A este descontento del pueblo soberano habría que sumarle la colusión tramposa de cadenas de empresarios y otros actos gravosos e inmorales de hombres que tienen el poder político y de hombres que tiene el poder del dinero. Estos son los frutos de una economía perversa. De un Neo Liberalismo y "capitalismo salvaje" que tanto Jesús, su Evangelio y su Iglesia condenan. Por eso pienso, que mientras no haya un cambio y no meras"reformas", un hombre y una mujer de recta conciencia y memoria histórica, no debiera votar en elecciones. No son verdaderas ni propias de una democracia auténtica. Están encubiertas de gran mentira. El chileno recto, más aún, un cristiano de conciencia, no puede enajenarse, pasando de mentira y haciendo verdad algo que no lo es. Hoy se habla mucho de encubrimiento sobre abusos sexuales, pero no se toma en serio el grave encubrimiento sobre el Chile político y su Estado de Derecho.
Pido, con esperanza y consecuencia evangélica, que Chile, en este Adviento, tome caminos rectos de justicia, fraternidad y democracia.

Termino repitiendo algo que cité alguna vez anterior:

"Una comunidad capitalista no tiene derecho a la Eucaristía porque está creando un monstruo que no podrá ser absorbido por la comunidad, Se trata de ese "capitalismo salvaje, duro e inhumano que afecta y destruye a tantos sectores del mundo.
Aquel que apoya esta crueldad vive en pecado mortal por la injusticia que comete contra los pobres".

("Semillas de Esperanza" de Obispo Carlos Gonzáles Cruchaga).
Si no hay "cambio de vida" ... "no habrá perdón de los pecados y no se verá la salvación que Dios trae". No habrá un Adviento verdadero. Estoy escribiendo especialmente a los hombres y mujeres creyentes y de una manera particular a los creyentes en el poder. "Si no hay cambio, querámoslo o no, vendrá el estallido social", así, una vez, en años recientemente anteriores, lo dijo uno de nuestros obispos. (A. Goic). Pido al Señor, que en este Adviento y en la actualidad de nuestra Iglesia chilena, nos dé Obispos como estos, recién nombrados en este escrito. Que así sea.



Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+


P.S. En memoria de mi hermano mapuche Camilo Catrillanca asesinado por fuerza represiva de
Carabineros.
Pido Verdad, Justicia y Reparación.
También en solidaridad con pueblo mapuche y su justa causa.
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