Salir de crisis y actuar: "denles ustedes de comer".

Domingo Diez y Siete Año Ordinario B. 29.07.2018.


(Juan 6, 1-15; Mateo 14,13-21; Marcos 6,35-44; Lucas 9,12-17).


ACLARACIÓN:

Ya he escrito, alguna vez, sobre la "multiplicación de los panes". Lo he escrito bajo el título:

"Denles ustedes de comer".

Y lo hago tomando este episodio de la vida de Jesús en los cuatro evangelistas. Advierto que evangelista Juan no usa esa frase que le da el título a este escrito. Pero, siguiendo la narración de los cuatro evangelistas, creo que por diversas razones de importancia, es bueno tomar en cuenta a los cuatro, dando relieve al mandato de Jesús: "Denles ustedes de comer". Eso no significa que sólo tocaré ese punto. Pero debo reconocer que el Señor me dice mucho con su mandato de dar de comer.
Vamos entonces a la reflexión y comentario evangélico de este domingo.


El anuncio del Evangelio de hoy nos trae el conocido pasaje de la multiplicación de los panes.
Este Evangelio es muy significativo. Es un signo,y yo diría: un sacramento de la preocupación de Jesús, por cada aspecto de la vida humana. Su evangelización es integral y liberadora del hombre: varón y mujer de nuestra sociedad: de todo y de todos.
Este Evangelio es para que comprendamos que la Iglesia, que somos nosotros, unidos a Jesús,no puede ni debe dejar de lado en su evangelización ninguna realidad de la vida humana. Así,lo ha aclarado también el Papa Pablo VI en su Carta acerca del "Evangelización del mundo contemporáneo"(EN):

"Nada de la experiencia humana es ajeno a la evangelización".

Entonces, el tema de Jesús, como evangelización, liberación y salvación de la vida humana toda e integral, vuelve otra vez en la liturgia de este domingo.

Jesús en otras ocasiones de su misión, acentúa la dimensión sobrenatural y eterna de la vida, y de la "vida en abundancia" que Él traía. Hoy Jesús nos dice que esa vida sobrenatural y espiritual para la vida eterna, no suprime la importancia de una vida temporal y material humanizada. Dios no es sólo Dios de salvación, sino también de creación. Es decir, estas dos dimensiones van juntas en el don de vida integral. Dios no parcela su preocupación de liberación de la vida toda del ser humano. Ésta es la razón del por qué la Iglesia y nosotros cristianos, miembros de ella, seguidores de Jesús, trabajamos y debemos trabajar por la justicia social y la paz; luchar por la liberación de millones de pobres, buscando que salgan de sus situaciones infrahumanas y de opresión que padecen.

Hoy es urgente ocuparse y trabajar, en la construcción del Reino, haciéndolo especialmente para aquellos rostros sufrientes, que nos muestran a Cristo, hoy día, sufriendo entre nosotros en nuestros hombres y mujeres de nuestra sociedad actual.

Esta situación de calvario de tantos hermanos nuestros supone la evangelización de la política que tantos cristianos temen, y no solamente le temen, sino que se dedican a criticar a los obispos y sacerdotes, que como profetas, denuncian el "pecado social" y la situación de "millones de pobres que piden a sus pastores una liberación que no les llega de ninguna parte". (Medellín).
Esos cristianos, que critican, están muy equivocados, tienen ignorancia, o, tal vez, con hipocresía y pecado actúan, queriendo entorpecer y acallar a los profetas, por escondidos intereses políticos partidarios, de poder y de dinero.
Si no hay cambios sociales revolucionarios, en el sentido cristiano y evangélico, si la gente no tiene salarios dignos, si hay cesantía, si los alimentos suben sus precios, si hay una economía de muerte, que no responde a las demandas de salud, de vivienda, de educación, de trabajo, de transporte, en resumen, de hambre de mucha gente, "la Iglesia, repitieron los obispos, tiene el deber de anunciar la liberación de millones de seres humanos, entre los cuales hay muchos hijos suyos; el deber a ayudar a que nazca esta liberación, de dar testimonio de la misma, de hacer que sea total. Todo esto no es extraño a la evangelización". Y agregaban:

"Vemos a la luz de la fe, como un escándalo y una contradicción con el ser cristiano, la creciente brecha entre ricos y pobres. El lujo de unos pocos se convierte en insulto contra la miseria de las grandes masas. Esto es contrario al plan del Creador y al honor que se le debe. En esta angustia y dolor, la Iglesia discierne una situación de pecado social, de gravedad tanto mayor por darse en países que se llaman católicos y que tienen la capacidad de cambiar: que se le quiten las barreras de explotación… contra las que se estrellan sus mejores esfuerzos de promoción".(Puebla).

Con respecto al tabú de la política(?), digamos una vez para siempre:Jesús es político,el Evangelio es político; la Iglesia es y hace política; el Papa, los obispos y sacerdotes son y hacen política. Pero hacen política en el sentido de la búsqueda del bien de la "polis", del "bien común", y llegan a hacer de esta política "una expresión eximia de su amor a los hombres y mujeres del mundo actual".
Otra cosa distinta es la política de partidos políticos: ni Jesús, ni el Evangelio, ni la Iglesia: obispos, sacerdotes y religiosas, hacen, a través de su condición, proselitismo y abanderamiento político, de partidos o ideologías políticas partidarias. Lo que es curioso en este asunto, es que hay laicos católicos, que por su condición de tales y por derecho propio, debieran estar haciendo política, incluso política partidaria, así se los pide la misma doctrina y magisterio eclesial. Sí, señores, en vez de hacer sólo críticas a su misma Iglesia, incluso pidiendo renuncia de todos los obispos, debieran dejar, todo delito de sacerdote, en manos de los Tribunales competentes, porque a ellos les corresponde condenar o sentenciar, a nosotros nos corresponde "salvar" y, como decía, al laico le corresponden muchas otras tareas urgentes, como un compromiso político, de eximia caridad, especialmente con los más pobres (ellos también son "víctimas"); compromiso, también de partido político, límpido y honesto, y en favor de un mundo mejor, especialmente, como decía, de sus hermanos más pobres, rostros del Cristo sufriente hoy día. Si no hay compromiso auténtico y laical, es mejor que se callen y que se revisen, hoy también Cristo está siendo nuevamente crucificado y traicionado no sólo por delitos sexuales de sacerdotes, que merecen en justicia sanción y obligación de una debida reparación, sino también por la omisión social y política de los laicos. Hoy Jesús le está diciendo, a una Iglesia que no es abstracta, sino compuesta de hombres y mujeres de carne y huesos:

"Denles ustedes de comer".

A veces por la omisión de laicos católicos, los pobres han recurrido, en circunstancias precisas y coyunturales, a algún sacerdote, no para ser elegido en un cargo político representativo y partidario, sino que han querido, que él, sólo sea su voz, aprovechando la coyuntura electoral de ese momento, a lo largo del país, poniéndolo en aprietos, instándolo a actuar en favor de ellos, a suplir lo que los críticos laicos no hacen. Lo digo por experiencia propia, habiendo quedado solo e ignorado hasta hoy.

La gente en el Evangelio que tratamos, tiene hambre. Jesús siente compasión de ellos. Como Jesús, hoy día, sentimos la misma compasión al ver a la multitud hambrienta. Uso el término "hambrienta" no sólo de comida y pan, sino de ese hambre integral de nuestra sociedad: hambre de Dios y de ser dignos en su humanidad.

Por eso, repito: Jesús hoy día, nos está diciendo a todo el que se dice su discípulo:

"Denles ustedes de comer".

Aquí está simbolizada la preocupación de Jesús por cada aspecto de la vida humana. Él no excluye nada de la vida humana. No parcela la liberación integral y de salvación de la vida humana.
Y también, siendo reiterativo, digo:

Ésta es la razón profunda del por qué la Iglesia evangeliza todo y a todos, y por qué se preocupa de la justicia social y hace práctica pastoral en favor de la "polis",haciendo política como búsqueda del bien común, y no haciendo proselitismo ni abanderizándose con alguna opción política partidaria.

También esta es la razón profunda de la opción de preferencia por los pobres, por la miseria, el hambre, la ignorancia, el desempleo y cosas parecidas que disminuyen la vida y profanan la dignidad de la persona humana.
¿A los laicos les preocupa la opción por los pobres?

A la Iglesia toda le preocupa la vida. De ahí su posición contraria al aborto que los políticos, hoy día, han aprobado en tres causales. Y en estos días hubo una marcha de mujeres por el aborto libre. ¡No al aborto!
¿Cuál es nuestra reacción al respecto? ¿Hay alguna movilización?

También la Iglesia está en contra y no favorece todo aquello que rebaje la calidad valórica de toda relación humana y de vida en nuestra sociedad. Dios optó primero que nosotros por la vida y por los pobres en Jesús, el Dios hecho Hombre:

"Camino, Verdad y Vida".

De acuerdo con la Biblia y la fe de la Iglesia, Cristo vino a traer:

"Vida y Vida en abundancia en la dimensión de vida eterna y humana, entonces estas cuestiones sociales y temporales vienen a ser también realmente cuestiones religiosas y espirituales. Tienen que ver con el plan de salvación de Dios de dar vida abundante a su pueblo y a cada uno de los hombres y mujeres, que de hecho son sus hijos, creados a su imagen y semejanza, y, por tanto, con una dignidad divina.
Hay un dicho cristiano:

"Si yo tengo hambre, es un problema biológico. Pero si mi hermano tiene hambre, se convierte en un problema espiritual".

Por lo tanto, hoy, para todos nosotros, no sólo para los señores políticos, está vigente la orden de Jesús:

"Denles ustedes de comer".

Para muchos hombres y mujeres de trabajo de nuestro pueblo, el Evangelio de hoy les produce un deseo apremiante: "Cómo sería hermoso que Jesús continuara multiplicando los panes, para que no fuera necesario someterse a un trabajo explotador y opresor, y para no sufrir tantas tribulaciones".
No obstante, el Evangelio nos hace descubrir a todos el sentido cristiano del trabajo, dentro de su aspecto duro y doloroso. El trabajo llega a ser el medio de conocer, de poseer la tierra, es un medio de comunicación con los demás. Es un signo de nuestra responsabilidad co-creadora:

"Denles ustedes mismo de comer".

Somos responsables por el hambre en el mundo, de aquellos hombres que sufren hambre. Con el trabajo se da prueba de nuestra solidaridad.

Este domingo el Evangelio nos muestra también a multitudes que siguen a Jesús, detrás de su palabra, sin preocuparse del tiempo ni del momento de comer, ni de lo que comerán. Es un signo del verdadero seguimiento de Cristo. No hay preocupación de lo que Jesús dará o nos dará. Hay un sólo seguimiento, sin interés material, del que es la Vida, la Verdad y el Camino: Tienen hambre y sed de justicia. La gente de este Evangelio, se podría decir, está siguiendo la enseñanza de Jesús:

"Busquen primero el Reino de Dios y lo demás vendrá por añadidura".

Y el Reino de Dios, bien los sabemos, es la fraternidad,la justicia, la solidaridad,la preocupación de amar y compartir de los unos con y por los otros. Es tener una institucionalidad legítima y que tenga como centro el amor y el respeto por todos y cada uno de los chilenos, como personas con derechos y deberes humanos fundamentales, sobresaliendo sobre todo y como base de todo, la cultura y la civilización del amor y del compartir. Es decir, lo que primeramente debemos hacer y pedir a Dios, es ser hombres y mujeres del amor; de aprender a amar a los demás. Hay que decirlo fuerte:

Es éste el pan esencial y principal que necesita nuestra sociedad chilena. Lo demás vendrá por añadidura. Lo que quiero decir, es que esto, esencial y primero, es lo que nos llevará a conseguir saciar el "hambre" en un sentido total e integral. Pensar y actuar por otro lado y de otra manera, como se hace hoy, es construir sobre "arena" y no sobre "roca".

El Evangelio de este domingo también nos hace tener una gran esperanza en nuestra capacidad de hacer el bien, de evangelizar integralmente, con lo poco que somos y tenemos. Porque es Jesús quien evangeliza realmente; nosotros sus colaboradores, no necesitamos más que nuestra buena voluntad y responsabilidad, que pone en las manos de Jesús, lo poco que tenemos; nuestros pobres recursos, nuestros pocos "panes y pocos peces"(esto no significa sólo palabras literales). A fin de cuentas: entregar no sólo cosas materiales, sino entregarnos tal como somos, para que Cristo, con nuestra entrega y compromiso, haga el milagro de la "multiplicación de los panes". La siembra del bien y del Evangelio en nuestro mundo, en nuestra sociedad y en cada uno, es un permanente milagro de Jesús, una permanente "multiplicación de los panes": de nuestros esfuerzos y de nuestras virtudes y cualidades, que están llamados, si somos fieles seguidores de Cristo, a alimentar de fraternidad y de esperanza a nuestros hermanos, especialmente a los más pobres.

Este Evangelio de hoy, también me hace pensar y tomar en cuenta datos sociológicos e históricos, buenos o malos de nuestra sociedad chilena. Lo hago pensando en:

"Sólo la verdad os hará libres".

Se trata de una muchedumbre hambrienta.

"Jesús, al desembarcar y al ver a tanta gente reunida, tuvo compasión..."

Tengo la impresión triste y grave, que en nuestra sociedad chilena no se "desembarca y se tarda el "desembarque" verdadero. Me parece que no se va a lo esencial, se va por las ramas, y se está tratando de construir sobre una Constitución hecha "entre gallos y medianoche", "entre cuatro paredes", por una élite de una dictadura,sin ninguna garantía, y con un Plebiscito, que se dio sin Registros Electorales, convirtiéndose en un fraude. En aquel tiempo, los obispos pidieron que se dieran garantías, sino la Constitución no gozaría de ninguna autoridad moral. No hubo garantías. Entonces, ¿por qué se le reconoce y se la acepta? ¿Por qué se le hacen, después de casi 40 años, sólo unas reformas cosméticas? ¿Por qué no un CAMBIO de Constitución? Por ahí, y por amor a todos y cada uno de los ciudadanos, por respeto a su dignidad de persona humana, hay que cambiar (no reformar).
No olvido que un integrante de la Comisión Redactora de la Constitución Dictatorial de 1980, un político de derecha, conservador, de peso, y ciertamente de acuerdo con el Golpe, se retiró de esa redacción y de la Comisión; no aceptó que se estuviera fraguando un secuestro de la democracia. ¿Se acuerdan de Jorge Alessandri?
La clase política, posteriormente, después de 17 años, negoció con dictadura, y lo que tenemos hoy día es el resultado de esa negociación. Ha sido una negociación a espaldas al pueblo soberano. Creo que ha sido una traición. Yo creo que faltó amor y respeto entre nosotros. Quedamos como la multitud hambrienta. Siento, como Jesús, compasión por los hambrientos integrales de hoy.

A esta gente hambrienta hay que darle de comer. Los discípulos, en Evangelio de hoy, piensan que es necesario que se vaya al "Mercado":

"que vayan a las aldeas...y compren algo";

piensan en "Dinero":

"Doscientas monedas de plata no alcanzarían para dar a cada uno un pedazo de pan".

Ellos, al igual que muchos hoy, piensan en el dios "Mercado" y en el dios "Dinero". Hoy estamos en una sociedad centrada en el "Mercado". El "Mercado" manda, el "Mercado" dice... y no se hace más que decirle a esta idolatría: amén. Estamos en una sociedad del tener. Se busca tener "Dinero". Es un fin y no sólo un medio. Hay competencia por "tener y tener", y no tanto de "ser" y "ser". Está la idolatría del "Dinero". Esta es la idolatría del "Dinero", que nos divide y nos hace tener desproporciones y abismos siderales entre ricos y pobres. Es la sociedad de consumo y de la demanda, que hace acumular en pocas manos. Es una minoría que busca el crecimiento económico y no tanto el crecimiento y la calidad del ser humano: tiene secuestrada a una "mayoría hambrienta".

Ante esta sociedad del "Dinero" y del "Mercado": del acumular y del egoísmo, Jesús propone la sociedad,la cultura y la civilización del amor, de la fraternidad y del compartir:

"Denles ustedes de comer"

Compartan lo que son y tienen, sean justos y sean hermanos. Se trata de poner los panes y los peces, de compartirlos con amor; que los que tienen la acumulación, paguen impuestos y tributos:entreguen y compartan con los pobres y marginados de los derechos humanos fundamentales.
¿Y qué pasó con la Reforma Tributaria? Es un fracaso para los pobres.

Y Jesús es la antípoda de esta sociedad egoísta, que acumula y no se entrega y no entrega nada a sus hermanos, practicando un neo liberalismo y "capitalismo salvaje" que hace sufrir a tantos sectores de nuestra humanidad.
Jesús lo entregó todo. No se guardó nada para sí. Desnudo y despojado de todo, entregó o dio su vida, para la salvación y liberación integral.Jesús superó el mandato:

"Ama a tu prójimo como a ti mismo".

Se negó a sí mismo. Nos dio vida, su vida, y vida en abundancia. Éste "Denles de comer" del Evangelio de hoy día, se torna: "Hagan esto en memoria mía".

Seguir esto, significa encontrar y dar el "Pan de Vida y de Vida Eterna".
Es Jesús, que como el muchacho del Evangelio de hoy día, pone su Vida, su Pan, para que alcance para todos. Es el prodigioso milagro del compartir, del amor:

"Como yo los amé"


Es la "multiplicación de los panes" en Cristo Jesús, Señor y Dios nuestro.

Antes, en la Misa o Eucaristía, al terminar, el celebrante decía: "Ite Missa Est". Es decir: vayan en misión. Somos enviados a evangelizar el Amor, evangelizar a Cristo, Pan de Vida. Jesús nos manda a poner los pocos panes y peces de cada uno. Y será la "multiplicación de los panes". Es nuestra "Misión". Hemos sido enviados:

"Hagan esto en memoria mía".

Esperamos confiados en el Señor que se vean pronto los frutos.
Es urgente que pasemos de la civilización y de la cultura del tener y acumular, sin amor y con egoísmo, a la Civilización del Amor, del compartir, de entregar a cada uno según su necesidad:

"Todos los creyentes vivían unidos y compartían todo cuanto tenían. Vendían sus bienes y propiedades y se los repartían de acuerdo a lo que cada uno de ellos necesitaba". (Hechos 2,44-45).

Acojamos la misión entregada a nosotros por Jesús:

"Denles ustedes de comer". "Hagan esto en memoria mía"."Ámense unos a otros como yo los amé".

Hagamos de nuestra sociedad, una sociedad del amor, fraterna, justa, solidaria, límpida, recta y de verdad. Nosotros, discípulos de Jesús, hombres y mujeres de Iglesia, pongamos nuestra vida comprometida por el Reino de Dios. Pongamos en manos de Dios nuestra vida:

"cinco panes y dos pescados... Jesús... Toma los cinco panes y los dos pescados..., pronuncia la bendición, parte los panes y los entrega a los discípulos para que se los repartan a la gente. Y todos comieron hasta saciarse".

Este es nuestro desafío en nuestra sociedad. El Evangelio de hoy tiene una gran actualidad para los cristianos de hoy. Es un llamado de Jesús. Acojamos y vivamos, respondiendo, hoy día, el llamado que Jesús nos hace. Y ciertamente habrá una "multiplicación de los panes" y vendrán días mejores. Sí. ¡Tengamos esperanza!

"Díme vigía, ¿qué ves en la noche?... Veo el amanecer". (Isaías 21,11 y 12). Así sea.


Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+


















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