Comillas se suma al homenaje a los mártires de la UCA en su vigésimo quinto aniversario

En el vigésimo quinto aniversario del asesinato de los conocidos como mártires de la UCA, Comillas celebró un acto conmemorativo con una mesa redonda sobre liberación y reconciliación, en la que participaron Julio L. Martínez, SJ, Rector de la universidad; Pablo Guerrero, SJ, Delegado de la Plataforma Apostólica Local (PAL) de Madrid y profesor de la Facultad de Teología, y Elías López, SJ, miembro del Servicio Jesuita a Refugiados, y también profesor. Comillas se suma así a las actividades organizadas por la asociación que forman las universidades y centros de educación superior de la Compañía de Jesús de España (Unijes) y por la PAL de Madrid.

El 16 de noviembre de 2014 se cumplieron 25 años de aquella madrugada de 1989, en la que un pelotón de la Fuerza Armada de El Salvador irrumpió en la residencia de los jesuitas de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), asesinando a cuantos encontraron allí: los jesuitas Ignacio Ellacuría, Rector de la universidad; Segundo Montes, Director del Instituto de Derechos Humanos; Ignacio Martín‐Baró, Vicerrector Académico; Amando López, profesor de filosofía; Juan Ramón Moreno, profesor de teología y formador de jesuitas, y Joaquín López y López, pastoralista de Fe y Alegría, y las dos mujeres que trabajaban en la casa y se refugiaron esa noche en ella, Julia Elba y Celina Ramos, madre e hija.

El Rector comenzó su intervención recordando lo ocurrido en esa fatídica noche y sus efectos, que marcaron a una generación de jesuitas y laicos, pero que hoy pueden quedar lejanos para los jóvenes alumnos. "De los ocho, cinco eran españoles y tres salvadoreños; seis jesuitas y dos colaboradoras seglares. Los soldados acabaron también con Elba y Celina porque no querían testigos, convirtiéndolas en símbolo del pueblo sufriente salvadoreño, de los más de 75.000 muertos que hubo en aquel país durante los diez años de guerra civil". "Estos seis jesuitas mártires, liderados por Ignacio Ellacuría, desde su profunda experiencia del Dios de Jesús y su compromiso con el pueblo salvadoreño, entendieron la universidad de un modo nuevo; un modo que nos ha inspirado a muchos otros, en otros países y contextos, a pensar nuestro modo de ser universidad jesuita hoy", añadió, en línea con la declaración institucional de Unijes.

Para Ellacuría dos aspectos constituían el ser de toda universidad, su dimensión intelectual y cultural y su carácter de fuerza social. "Una universidad ha de distinguirse como institución educativa excelente académicamente y orientada éticamente", indicó el Rector. La clave está en tener muy presente la opción preferencial por los pobres, esencia de la vida cristiana, lo que significa que nuestros investigadores deben preguntarse a qué o a quién sirven con su investigación, "pues el conocimiento siempre implica valores y una determinada concepción del ser humano".

Esta voluntad va más allá de la comunidad académica y se extiende a los alumnos y egresados. El éxito profesional no es suficiente, "queremos que nuestros graduados sean capaces de analizar las raíces profundas de las injusticias estructurales que nos rodean, que tengan valor para comprometer su vida en la transformación de este mundo, que se sientan corresponsables del estado actual de la humanidad, que quieran ser agentes de cambio social, que contribuyan con su conocimiento a crear un sistema respetuoso de la dignidad de la persona humana, de todas las personas, sin excepción, y respetuoso también de su hogar, que es la Tierra". "La opción por los pobres que defendían los mártires jesuitas de la UCA, como nuestra opción por los pobres, no es ideológica, sino que nace del Evangelio", aclaró Martínez.

Para el Rector, en el momento actual de zozobra y confusión, donde muchas instituciones están en entredicho y tanta gente lo está pasando mal, "el recuerdo de los que dieron su vida en la UCA nos anima a no dejar que lleven las riendas ni los que no quieren cambiar nada, porque solo les preocupa su propio interés, ni los que quieren arrasar con todo, saltándose las reglas y siendo profetas de un cambio al que van a imponer el rumbo que quieran haciendo creer que es el pueblo el que manda". "Estos mártires son para nosotros muy valiosos testigos de que la conciencia es 'memoria original del bien y la verdad', de los que forma parte indisociable la lucha por la justicia", afirmó.

Pablo Guerrero compartió con los presentes dos recuerdos, uno personal y otro de la Compañía, ambos del año 1999, cuando se celebró el décimo aniversario. En aquel año, durante una estancia en Santa Clara University, conoció a una mujer que aquella noche se salvó de la matanza. También entonces, el Padre General Hans Kolvenbach dio una entrevista en la que compartió lo vivido el día del asesinato y su experiencia previa con los mártires. Pocos meses antes de que fueran asesinados, les visitó en la UCA y les contó que algunos padres de alumnos de los colegios jesuitas en América le preguntaban a menudo: "¿por qué los jesuitas de hoy ya no son como los jesuitas de antes? Hay tantos que son comunistas o izquierdistas", entonces se sonrieron y Ellacuría dijo: "¿Cree usted que nosotros daríamos nuestra vida por Marx y sus teorías? Somos compañeros de Jesús y este es el misterio de nuestra vida".

Elías López abordó "la liberación desde la reconciliación, como opción preferente por los pobres, desde la alianza preferente con el enemigo". "La teología de la liberación sigue teniendo sentido, 25 años después, porque pone en el centro a los pobres", y hoy sigue habiendo pobres, aclaró. La articulación de la liberación está también en la eclesiología del Papa Francisco, dijo, pero es una liberación sin violencia porque es "desde la reconciliación". "No hay reconciliación sin abordar la justicia restaurativa", aseguró. Esta dimensión de la justicia "es la expresión política del amor al enemigo, la buena noticia del Evangelio de Jesús".

López continuó desarrollando la relación entre la opción preferente por los pobres desde la alianza preferencial con el enemigo. "Los pobres no pueden dar en retorno porque no tienen, y tampoco los victimarios", por eso, desde el amor universal, ser criminal es otra forma de no tener. "Ambos nos invitan al exceso en la donación, son oportunidad de salvación. En el locus theologicus, lugar de encuentro con Dios y su revelación".

"El perdón es excesivo porque en él uno se da, no a cualquiera, sino a otro que se manifiesta como enemigo, que no lo merece". La alianza preferencial, a la que hizo referencia López a lo largo de su intervención, anima a discernir comunitariamente, "cuando el enemigo debe ser invitado a la mesa". "El amor excesivo de Dios es la fuente de la alianza preferencial por el enemigo", concluyó.

La sesión estuvo amenizada por un grupo de estudiantes que interpretó canciones en homenaje a los mártires. Además, participaron en el acto algunos de los alumnos de Comillas premiados en la II Edición de los premios Aristos Campus Mundus "Ignacio Ellacuría de Estudios de Interés Social" y "Buenas Prácticas en Cooperación Universitaria para el Desarrollo", Eva Gracia Córdoba, antigua alumna de Trabajo Social y alumna del Máster Universitario de Cooperación Internacional al Desarrollo, e Iván Domínguez Gil, Cristina Gaitán Fuertes y Eva Moratalla Delgado, alumnos del Especialista Universitario en Clínica y Psicoterapia Psicoanalítica.
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