Desarrollar las competencias emocionales prepara a los alumnos tanto para el aprendizaje como para la vida

Treinta orientadores y más de 60 alumnos de primer curso de Educación Infantil y Educación Primaria han acudido al III Encuentro de Orientadores de la Universidad Pontificia Comillas, que organiza la Oficina de Promoción en el marco del Foro de Empleo, con el objetivo de tender puentes entre la escuela y el mundo empresarial. En esta ocasión se ha tratado sobre la importancia de la educación emocional en la enseñanza, el aprendizaje, los procesos de selección y el empleo. Una profesional de la educación, un representante del ámbito empresarial y una profesora de Comillas han expuesto sus puntos de vista sobre esta cuestión.



"Desarrollar las competencias emocionales prepara a los alumnos tanto para el aprendizaje como para la vida", aseguró Begoña Ibarrola, psicóloga experta en educación de las emociones. La dimensión emocional es complementaria de la cognitiva y la conductual, por eso es importante desarrollar una formación integradora que incluya los tres ámbitos.

En casi todos los idearios de los centros educativos se habla de educación integral, pero pocos saben explicar qué hacen para educar las emociones; de ahí la importancia de la formación para el profesorado. Ibarrola explicó que entre los objetivos de la inteligencia emocional están: dotar de herramientas para el éxito a largo plazo, transferir las emociones del ámbito académico al personal y crear un ambiente de aprendizaje que favorezca la automotivación. Enumeró también las características de un comportamiento inteligente, como son la empatía, la comunicación afectiva, la inclusión y la cooperación.

Pedro M. Blanco, psicólogo y ejecutivo senior de Accenture, relató cómo los cambios socioeconómicos tienen su repercusión en la esfera personal, y hacen que cada vez sea más importante la inteligencia emocional. "Vivimos en un mundo cada vez más complejo e interconectado en el que todos tenemos que interactuar, y la inteligencia emocional nos permite afrontar con éxito los nuevos tipos de relación social". No sólo de manera transversal en el trabajo diario, sino también en los procesos de selección, se aplica el paradigma de la inteligencia emocional. Cuando los candidatos se encuentran igualados en términos de formación y experiencia, resultan determinantes ciertas características como la capacidad de trabajo en equipo, el autocontrol o la orientación al logro; cualidades que tienen su traducción en el mundo de las emociones.

En su intervención, Ana García-Mina, psicóloga y profesora de Comillas, enumeró los rasgos de una persona emocionalmente inteligente, aspectos en los que se trabaja en la universidad para crear profesionales de calidad: "Seres que saben, no saberes desconectados del ser". La importancia del diálogo emocional estriba en el autoconocimiento, la sana autoestima, la tolerancia a la frustración y la relación con los demás. "Las emociones son la dimensión más genuina de nosotros mismos", concluyó García-Mina.
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