Jorge Pons Matilla ganó el IX Premio Ellacuría de Estudios de Interés Social

Jorge Pons Matilla, alumno de cuarto de Derecho y de Administración y Dirección de Empresas (E-3) de la Universidad Pontificia Comillas, ha ganado el IX Premio Ellacuría de Estudios de Interés Social por "Diseño de una microestructura empresarial en el entorno del VIH: Un proyecto para Kenia desde Kenia". El trabajo parte de su experiencia como voluntario en el Proyecto Kenia el pasado verano, donde colaboró con la ONG Nyumbani, que da asistencia ambulatoria a niños enfermos de SIDA de los suburbios de Nairobi e intenta mejorar la vida de sus familias con grupos de apoyo que puedan alcanzar entidad económica.

El tribunal del premio destacó el conocimiento directo del autor sobre la realidad que trata y que se ajustara a la convocatoria, al plantear una acción de cambio y mejora de las condiciones de vida de un grupo de personas. Además, ha valorado la labor de investigación y análisis realizada. Jorge recibió el premio, de manos del Rector, en la conmemoración del Día de la Comunidad Universitaria.

En Nairobi, Jorge investigó los grupos de apoyo que forman familiares y cuidadores de los niños enfermos, para determinar las posibilidades, debilidades y fortalezas que supondría transformarse en cooperativas manufactureras con beneficios económicos y cierta independencia de la organización. "Empezamos a trabajar, fue saliendo un propósito, una forma de trabajar y una idea. Tras la evaluación, el jefe de proyecto me preguntó si me comprometía a seguir el trabajo y enviarle mis planteamientos, desarrollados y articulados, y accedí", cuenta. El trabajo, preparado para la organización local, encajaba en las bases del premio, y Jorge decidió presentarlo.

"Es un proyecto muy ambicioso, a veces pienso que demasiado. Se pretende que cubran sus necesidades básicas con su propio trabajo y, además, sin salir de su mercado", explica el autor. A su juicio, la verdadera clave es el propósito de que sean los propios beneficiados los que fabriquen sus productos y salgan de su situación actual, con un impulso inicial para estructurarlo y facilitarles las instalaciones, la organización y el control. "El segundo punto fuerte es el mercado. Como Nairobi es muy turístico se pueden comercializar las manufacturas sin costes de exportación", añade.

Otra virtud del trabajo es ser un plan concreto, construido sobre una realidad específica y con grandes posibilidades de ponerse en práctica. "A raíz de mi compromiso de seguir trabajando desde España, el jefe de proyecto se comprometió a contratar a una persona que continuara con los grupos e hiciera el seguimiento, porque no se puede depender sólo de voluntarios", asegura Jorge. Además, su investigación ha llegado hasta la cumbre mundial de la ONG, de la mano de la sección española de Amigos de Nyumbani para recabar los apoyos necesarios para su implantación, que tiene que realizarse desde Kenia, donde debe iniciarse la estructuración, y desde España, donde puede presentarse a concursos para obtener subvenciones. La intención es poner sobre la mesa el trabajo de Jorge y las posibilidades de la estructura española para interpelar a la organización en Kenia: "Si nadie se encarga del proyecto allí, no tiene sentido buscar fondos", añade.

El trabajo ofrece una visión crítica sobre muchas herramientas de lucha contra la pobreza, no mitifica instituciones y huye de la visión paternalista. El objetivo final de la investigación, y de la propia Nyumbani, es reducir la dependencia de los asistidos. Pero es muy complicado, porque están acostumbrados a recibir todo lo que necesitan. "Entiendo que cierto asistencialismo tendrá que existir siempre, pero aunque en este caso la estructura de la ONG ayuda en una fase inicial, la idea es que, según vayan funcionando, se hagan autónomos y dejen sitio a otros; que puedan perdurar, incluso si la ONG deja de existir", concluye Jorge.
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