Francisco entrega un 'decálogo' de buenas prácticas a los representantes pontificios, reunidos en Roma Andanada del Papa a los Nuncios (y al ex Viganò): "No se puede ser representante pontificio y criticar al papa a sus espaldas"

El Papa recordó a los nuncios que él dirige la barca de Pedro
El Papa recordó a los nuncios que él dirige la barca de Pedro

"Es feo ver a un nuncio que busca el lujo, los trajes y los objetos “de marca” en medio de  personas sin lo necesario. Es un contra-testimonio. El mayor honor para un hombre de la Iglesia es ser "siervo de todos""

Prohíbe "tener blogs o unirse a grupos hostiles a él, a la Curia y a la Iglesia de Roma"

Un representante del Papa "no puede caer en cotilleos y calumnias"

Al final, y pese a haber amagado con asistir, el ex nuncio Viganò no acudió en el encuentro del Papa con todos los representantes pontificios. Pero su figuro estuvo presente, y mucho, en el discurso de Francisco. Una suerte de 'decálogo', con un durísimo 'aviso a navegantes': "Es inconciliable ser representante pontificio y criticar al papa a sus espaldas, tener blogs o unirse a grupos hostiles a él, a la Curia y a la Iglesia de Roma".

El Nuncio "es un hombre de Iglesia", aseguró el Papa, y por tanto "no puede caer en cotilleos y calumnias" y que "no se puede dejar engañar de los valores mundanos". También debe "evitar el lujo" y no olvidar que es "representante del Papa".

Ser un hombre de la Iglesia significa defender valientemente a la Iglesia ante las fuerzas del mal que siempre intentan desacreditarla, difamarla o calumniarla.

"El nuncio es hombre de Iglesia", se lee en la segunda indicación, y "deja de serlo cuando trata mal a sus colaboradores" o "busca el lujo en su ropa o objetos de marca en medio de gente que no tiene ni lo necesario".

Defender a la Iglesia ante las fuerzas del mal

"Ser hombre de Iglesia quiere decir defender valientemente a la Iglesia ante las fuerzas del mal que intentan siempre desacreditarla, difamarla o calumniarla", advirtió Francisco, que pidió a los delegados en 193 países del mundo que sean "hombres de reconciliación y de mediación" y que sean siempre "imparciales y objetivos".

Francisco aconseja que el nuncio sea "hombre de obediencia", "oración", "humildad" y "caridad", y al respecto instó a que se realicen obras hacia los pobres y los más necesitados de los países a los que han sido enviados.

Si un nuncio se encerrase en la nunciatura y evitase encontrarse con la gente, traicionaría su misión y, en lugar de ser un factor de comunión y reconciliación, se convertiría en obstáculo e impedimento

Pero además, les exhorta a ser prudentes con todos los regalos que se les hagan porque "pueden comprar" su objetividad y su libertad y rechazar "todos los dones costosos que se les hagan" y los dediquen a la caridad. 

Todas las personas pueden tener reservas, simpatías y antipatías, pero un buen nuncio no puede ser hipócrita porque el Representante es un trámite, o mejor dicho, un puente de conexión entre el Vicario de Cristo y las personas a quienes ha sido enviado

El Papa, con los nuncios

Decálogo del Papa a los nuncios

1- El nuncio es un hombre de Dios.

Ser un "hombre de Dios" significa seguir a Dios en todo y por todo; obedecer sus mandamientos con alegría; vivir por las cosas de Dios y no por las del mundo; dedicarle libremente todos los recursos, aceptando con un espíritu generoso los sufrimientos que surgen como resultado de la fe en Él. El hombre de Dios no  engaña ni defrauda a su prójimo; no se deja ir a chismes y calumnias; conserva la mente y el corazón puros, preservando los ojos y los oídos de la inmundicia del mundo.

2- El nuncio es un hombre de Iglesia.

Al ser un Representante Pontificio, el nuncio, no se representa a sí mismo, sino a la Iglesia y, en particular, al sucesor de Pedro... Es feo ver a un nuncio que busca el lujo, los trajes y los objetos “de marca” en medio de  personas sin lo necesario. Es un contra-testimonio. El mayor honor para un hombre de la Iglesia es ser "siervo de todos".
Ser hombre de la Iglesia también requiere la humildad de representar el rostro, las enseñanzas y las posiciones de la Iglesia, es decir, dejar de lado las convicciones personales.
Ser un hombre de la Iglesia significa defender valientemente a la Iglesia ante las fuerzas del mal que siempre intentan desacreditarla, difamarla o calumniarla.

Libro que el Papa entregó a los nuncios

3- El nuncio es un hombre de celo apostólico.

El nuncio es el anunciador de la Buena Nueva y al ser apóstol del Evangelio tiene la tarea de iluminar el mundo con la luz del Resucitado, de llevar a Cristo a los confines de la tierra. Es un hombre en camino que siembra la buena semilla de la fe en los corazones de quienes encuentra. Y aquellos que se encuentran con él deberían sentirse, de alguna manera, interpelados.

La indiferencia (es) una enfermedad casi epidémica que se está propagando en varias formas, no solo en la generalidad de los fieles, sino también entre los miembros de los institutos religiosos. Dios es digno de gloria infinita… La gloria de Dios brilla sobre todo en la salvación de las almas que Cristo ha redimido con su sangre. De ello se deduce que el compromiso principal de nuestra misión apostólica será procurar la salvación y la santificación del mayor número de almas.

4- El nuncio es un hombre de reconciliación.

Una parte importante del trabajo de todo nuncio es ser un hombre de mediación, de comunión, de diálogo y de reconciliación. El nuncio siempre debe tratar de ser imparcial y objetivo, para que todas las partes encuentren en él al árbitro correcto que busca sinceramente defender y proteger solo la justicia y la paz, sin dejarse nunca involucrar negativamente.
 Si un nuncio se encerrase en la nunciatura y evitase encontrarse con la gente, traicionaría su misión y, en lugar de ser un factor de comunión y reconciliación, se convertiría en obstáculo e impedimento. Nunca debe olvidar que representa el rostro de la catolicidad y la universalidad de la Iglesia en las Iglesias locales dispersas en todo el mundo y ante los gobiernos.

Discurso de Parolin

5- El nuncio es un hombre del Papa.

Como Representante pontificio, el nuncio no se representa a sí mismo, sino al Sucesor de Pedro y actúa en su nombre ante la Iglesia y los gobiernos, es decir, concreta, implementa y simboliza la presencia del Papa entre los fieles y las poblaciones. Es hermoso que en varios países la Nunciatura se llame "Casa del Papa".
Ciertamente, todas las personas pueden tener reservas, simpatías y antipatías, pero un buen nuncio no puede ser hipócrita porque el Representante es un trámite, o mejor dicho, un puente de conexión entre el Vicario de Cristo y las personas a quienes ha sido enviado, en una zona determinada, para la cual ha sido nombrado y enviado por el Romano Pontífice.
Por lo tanto, es irreconciliable ser un Representante pontificio y criticar al Papa por detrás, tener blogs o incluso unirse  a grupos hostiles a él, a la Curia y a la Iglesia de Roma.

6-El nuncio es un hombre de iniciativa.

Es necesario tener y desarrollar la capacidad y la agilidad para promover o adoptar una conducta adecuada a las necesidades del momento sin caer nunca en la rigidez mental, espiritual y humana, o en la flexibilidad hipócrita y camaleónica. No se trata de ser oportunista, sino de saber cómo pasar de la ideación a la implementación teniendo en cuenta el bien común y la lealtad al mandato.

7- El nuncio es un hombre de obediencia.

La virtud de la obediencia es inseparable de la libertad, porque solo en libertad podemos obedecer realmente, y solo obedeciendo el Evangelio podemos entrar en la plenitud de la libertad. La llamada del cristiano, y en este contexto, la del Nuncio  a la obediencia es la llamada a seguir el estilo de vida de Jesús de Nazaret.

El Papa guía la barca de Pedro

8- El nuncio es un hombre de oración.

Aquí me parece importante recordar una vez más las palabras insuperables con las que San Giovanni Battista Montini, como Subsecretario de Estado, describió la figura del Representante pontificio: "Es la de alguien que verdaderamente tiene la conciencia de llevar a Cristo con él" (abril de 1951), como el bien precioso para comunicar, anunciar, representar. Los bienes, las perspectivas de este mundo terminan siendo decepcionantes, empujan a no estar nunca satisfechos. El Señor es el bien que no defrauda, el único que no defrauda. Y esto requiere un desapego de uno mismo que solo se puede lograr con una relación constante con el Señor y la unificación de la vida en torno a Cristo.

9- El nuncio es un hombre de caridad operosa.

Aquí es necesario reiterar que la oración, el camino del discipulado y la conversión encuentran en la caridad que se hace compartición la prueba de su autenticidad evangélica. Y de esta forma de vida se deriva la alegría y la serenidad mental, porque se toca con la mano la carne de Cristo.
La caridad también es gratuita, y es por eso que me gustaría hablar de un peligro permanente, el peligro de las regalías. La Biblia define inicuo al hombre  que "aceptar regalos por debajo del manto, para desviar el curso de la justicia"
La caridad operosa debe llevarnos a ser prudentes  a la hora de aceptar los regalos que  nos ofrecen para ofuscar nuestra objetividad y, en algunos casos, desafortunadamente, para comprar nuestra libertad.
¡Ningún regalo cualquiera que sea su valor debe esclavizarnos! Rechazad los regalos que son demasiado caros y con frecuencia inútiles o dirigidlos a la caridad, y recordad que recibir un regalo costoso nunca justifica su uso.

10.- El nuncio es hombre de humildad

Me gustaría concluir este manual con la virtud de la humildad, citando las "Letanía de la humildad" del Cardenal Rafael Merry del Val (1865-1930), Secretario de Estado y colaborador de San Pío X, un antiguo colega vuestro:

"Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón parecido al tuyo.

Del deseo de ser alabado, Líbrame, Señor

Del deseo de ser honrado, Líbrame, Señor

Del deseo de ser aplaudido, Líbrame, Señor

Del deseo de ser preferido a otros, Líbrame, Señor

Del deseo de ser consultado, Líbrame, Señor

Del deseo de ser aceptado, Líbrame, Señor

Del temor a ser humillado, Líbrame, Señor

Del temor a ser despreciado, Líbrame, Señor

Del temor a ser reprendido, Líbrame, Señor

Del temor a ser calumniado, Líbrame, Señor

Del temor a ser olvidado, Líbrame, Señor

Del temor a ser ridiculizado, Líbrame, Señor

Del temor a ser injuriado, Líbrame, Señor

Del temor a ser rechazado, Líbrame, Señor

Concédeme Señor el deseo de que otros sean más amados que yo,

Concédeme Señor el deseo de que otros sean más estimados que yo,

Concédeme Señor el deseo de que otros crezcan susciten mejor opinión de la gente y yo disminuya,

Concédeme Señor el deseo de que otros sean alabados y de mí no se haga caso,

Concédeme Señor el deseo de que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil,

Concédeme Señor el deseo de que otros sean preferidos a mí en todo,

Concédeme Señor el deseo de que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda"

Encuentro con los nuncios

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