León XIV reafirma su "compromiso por la unidad, por la sinodalidad y por la misión de la Iglesia"
"Dios, para redimir a los hombres, se hizo hombre y murió en la cruz"
"Dios nos salvó mostrándose a nosotros, ofreciéndose como nuestro compañero, maestro, médico, amigo, hasta hacerse por nosotros Pan partido en la Eucaristía. Y para cumplir esta obra se sirvió de uno de los instrumentos de muerte más cruel que el hombre haya jamás inventado: la cruz"
"Como ustedes saben, hoy cumplo 70 años. Doy gracias al Señor, a mis padres y a quienes han tenido un recuerdo en la oración", subrayó el Pontífice, mientras en la plaza se tocaba el Cumpleaños Feliz. "¡Muchísimas gracias a todos!"
70 cumpleaños de León XIV. Una multitud, muchos de los cuales disfrutaron ayer del magnífico espectáculo en la plaza de san Pedro. Robert Prevost recibió los 'auguri' de miles de fieles, en un domingo especial, en que se conmemora la Exaltación de la Santa Cruz, y en la que esta tarde tendrá lugar una vigilia-homenaje a los mártires del siglo XXI. Muchos, hijos todos de Dios, siguen muriendo a cada segundo en Gaza, Ucrania, Congo, Sudán del Sur...
"Mañana se recordará el 60 aniversario de la institución del Sínodo de los Obispos, una intuición profética de San Pablo VI para que los obispos pudieran ejercitar la comunión con el sucesor de Pedro. Deseo que esta conmemoración suscite un renovado compromiso por la unidad, por la sinodalidad y por la misión de la Iglesia", profundizó tras el rezo del Angelus. Un compromiso, un regalo, por su cumpleaños.
"Como ustedes saben, hoy cumplo 70 años. Doy gracias al Señor, a mis padres y a quienes han tenido un recuerdo en la oración", subrayó el Pontífice, mientras en la plaza se tocaba el Cumpleaños Feliz. "¡Muchísimas gracias a todos!"
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En su reflexión previa al rezo del Angelus, León reivindicó la importancia del "leño de la cruz", con la escena de la noche en que Nicodemo conoce a Jesús. "Tiene necesidad de luz, de guía, busca a Dios y pide ayuda al Maestro de Nazaret, porque en Él reconoce un profeta, un hombre que cumple signos extraordinarios".
"Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en Él no muera, sino que tenga Vida eterna", le dice el Maestro. Y, Nicodemo, "que quizás en ese momento no comprende plenamente el sentido de estas palabras, podrá de seguro hacerlo cuando, después de la crucifixión, ayudará a sepultar el cuerpo del Salvador", explicó Prevost. "Comprenderá entonces que Dios, para redimir a los hombres, se hizo hombre y murió en la cruz".
Las palabras de Jesús recuerdan el Antiguo Testamento, "cuando en el desierto los israelitas, atacados por serpientes venenosas, se salvan mirando la serpiente de bronce que Moisés, obedeciendo al mandato de Dios, había fabricado y colocado sobre un asta". Y es que, ayer como hoy, "Dios nos salvó mostrándose a nosotros, ofreciéndose como nuestro compañero, maestro, médico, amigo, hasta hacerse por nosotros Pan partido en la Eucaristía. Y para cumplir esta obra se sirvió de uno de los instrumentos de muerte más cruel que el hombre haya jamás inventado: la cruz".