L’Espresso responde al purpurado defenestrado: “El trono de Pedro, por primera vez, tiene precio, diez millones de euros” Becciu podría impugnar un hipotético cónclave si es excluido de la Sixtina

Becciu
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Dicha impugnación podría provocar, según sus abogados, "divisiones dentro de la Iglesia que pudieran generarse, sin olvidar los graves problemas económicos que provocaría la convocatoria de un segundo cónclave"

El purpurado alienta la posibilidad de un cisma en la Iglesia, mientras admite que su presencia, como elector, "puede afectar la orientación" de un futuro Cónclave

“Para el Cardenal Becciu, el romano pontífice, sucesor del apóstol Pedro, vicario de Cristo, sería una persona impresionable, influyente, fácilmente condicionada hasta el punto de que un artículo periodístico es suficiente para hacerle revocar el juicio sobre uno de sus hombres de confianza”, ironiza el semanario

Angelo Becciu podría impugnar un hipotético cónclave si no se le permite el acceso a la capilla Sixtina, tal y como apunta el documento en el que se sustancia la denuncia del purpurado defenestrado el pasado 24 de septiembre por Francisco contra el semanario L’Espresso.

Dicha exclusión “podría llevar a impugnar la validez de la elección del Santo Padre, con todas las implicaciones doctrinales que pudiera derivarse de ella, así como las divisiones dentro de la Iglesia que pudieran generarse, sin olvidar los graves problemas económicos que provocaría la convocatoria de un segundo cónclave, ya que es un trámite muy costoso para la Santa Sede”, señala el comunicado, con el que el purpurado da un salto al vacío y se posiciona, claramente, entre los opositores al Papa.

Un elector tiene que participar

Para Becciu, el daño ocasionado es doble: en primer lugar, por no poder participar en la elección de Romano Pontífice como elector, que “puede afectar la orientación” del resto de cardenales “dentro del Cónclave ”.

En segundo lugar, el ser privado de participar en las reuniones cardenalicias, “donde se toman decisiones importantes para la vida de la Iglesia”, lo que le ha “aislado” y “vio el mundo derrumbase sobre él, después de cincuenta años de honorable servicio eclesial”, siendo presentado “ante los ojos del mundo como un 'ladrón', un 'corrupto', un 'hombre de negocios'”.

Tutti Frattelli (e Becciu)
Tutti Frattelli (e Becciu)

Mientras tanto, L’Espresso ha contestado con dureza a las acusaciones del purpurado defenestrado. En un editorial, la revista asegura que “hemos hecho nuestro trabajo y nuestro deber de información, con justicia y profesionalidad, conscientes de la excepcional importancia pública del asunto”, y desvincula la decisión del Papa de la publicación de sus exclusivas, por más que los abogados de Becciu sostengan que en el momento de su despido, "una copia del Espresso estaba en la mano del Santo Padre".

"¿Por qué Francisco creyó una investigación y no a él?"

“Para el Cardenal Becciu, el romano pontífice, sucesor del apóstol Pedro, vicario de Cristo, sería una persona impresionable, influyente, fácilmente condicionada hasta el punto de que un artículo periodístico es suficiente para hacerle revocar el juicio sobre uno de sus hombres de confianza”, ironiza el semanario.

“Si el cardenal posee el currículo tan puntualmente reportado en el documento de sus abogados y una imagen en el espejo, ¿por qué el Papa Francisco decidió creer en una investigación periodística y no a él?”, añade L’Espresso, quien añade que “fue el propio cardenal quien proporcionó una versión completamente diferente de los hechos.

En público, durante la conferencia de prensa del viernes 25 de septiembre, después de su despido”. En la misma, Becciu desveló que “el Papa me dijo que había recibido un informe de los magistrados de que yo iba a cometer malversación. De los papeles, de las investigaciones realizadas por la Guardia di Finanza italiana, se desprende que he cometido el delito de malversación de fondos".

Becciu, en la rueda de prensa
Becciu, en la rueda de prensa

Dos versiones distintas

“¿Por qué ha cambiado de opinión ahora? ¿Por qué dos versiones tan diferentes sobre un momento tan delicado como la audiencia con el Papa que le obligó a dimitir?”, se pregunta el semanario, que denuncia que la indemnización solicitada por Becciu tiene más que ver con sus ansias de suceder a Bergoglio que con la verdad. “L’Espresso es acusado de condicionar no sólo al Papa en el cargo sino también al Espíritu Santo que podría haber elegido a Becciu como su sucesor, si un artículo no hubiera intervenido para bloquear su ascenso. El trono de Pedro, por primera vez, se evalúa: diez millones de euros”.

“Se le diría al cardenal, con el viejo adagio, que no bromee con los santos. Pero pocos santos se ven por ahí, en esta historia. Y seguiremos tratando esa historia, a pesar del claro deseo de intimidar a un cardenal que se comporta, también en este caso, como el menos escrupuloso de los soldados de infantería”, finaliza.

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