El cardenal defenestrado por el Papa ya está siendo investigado por el Vaticano Becciu podría ser acusado de delito de 'alta traición'

Becciu, en la rueda de prensa
Becciu, en la rueda de prensa

La investigación vaticana habla de malversación de fondos, corrupción, blanqueo de capitales, abuso de autoridad y de "delito de asociación delictiva en perjuicio de la Santa Sede"

La 'espía' de Becciu está acusada de malversación de fondos vaticanos para la creación de una red diplomática paralela a la de la Santa Sede, por valor de al menos seiscientos mil euros, de los que buena parte fueron gastados en artículos de lujo

El cardenal Angelo Becciu, defenestrado por el Papa Francisco el pasado 24 de septiembre y centro de una trama de poder, espionaje y supuestas malversaciones de fondos de la Secretaría de Estado y el Óbolo de San Pedro, podría ser acusado de delito de 'alta traición', según fuentes vaticanas consultadas por L'Espresso.

El prelado, que aún no se ha presentado ante las autoridades vaticanas (sus cercanos aducen que no ha sido citado ni conoce oficialmente la investigación vaticana en curso), está siendo investigado dentro de la rama en la que está implicada Cecilia Marogna, encarcelada en una prisión de Milán desde hace dos semanas, y cuyo proceso de extradición al Vaticano sigue enmarañado y podría prolongarse durante meses.  

Marogna, ante el juez

De hecho, ayer mismo, la Fiscalía se mostró en contra de la puesta en libertad de Marogna mientras no finalice el proceso de extradición, por el riesgo de fuga y la gravedad de los delitos. La 'espía' de Becciu está acusada de malversación de fondos vaticanos para la creación de una red diplomática paralela a la de la Santa Sede, por valor de al menos seiscientos mil euros, de los que buena parte fueron gastados en artículos de lujo.

Investigación de L'Espresso

Becciu, desposeído de las funciones cardenalicias, mantiene -por deseo expreso del Papa- su sueldo y su apartamento en la Curia. La investigación vaticana, según reveló L'Espresso esta semana, apunta no sólo a delitos de abusos de autoridad, malversación de fondos, corrupción o blanqueo de capitales, sino que "se configura también el delito de asociación delictiva en perjuicio de la Santa Sede", lo que podría conllevar un delito de alta traición.

La trama supone la existencia de una red en la que, además de Becciu y Marogna, podrían encontrarse na red compuesto por financieros, intermediarios, reparadores, empleados de la secretaría de estado, abogados y consultores en general, cuyos nombres hemos conocido en las últimas semanas, desde Enrico Crasso hasta Raffaele Mincione, Gianluigi Torzi, Fabrizio Tirabassi, Luciano Capaldo y Nicola Squillace .

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