El Dicasterio para la Doctrina de la Fe desautoriza la autenticidad espiritual de la 'Cruz Gloriosa' Cardenal Fernández: "Las supuestas apariciones de Dozulé no son sobrenaturales, definitivamente"

Cruz Gloriosa
Cruz Gloriosa

La carta del cardenal prefecto Fernández confirma definitivamente la opinión negativa, propuesta por el obispo de Bayeux-Lisieux en Francia, sobre el fenómeno que involucró a la supuesta vidente Madeleine Aumont, ocurrido en los años setenta y relacionado con el proyecto de erigir una cruz luminosa de enormes dimensiones que garantizaría la remisión de los pecados y la salvación a quienes se acercaran a ella

En las últimas décadas se habían erigido en varios países del mundo las 'Cruces del Amor', reducciones a escala 1:100 de la 'Gloriosa'

El Dicasterio para la Doctrina de la Fe observa que "la Cruz no necesita 738 metros de acero o cemento para ser reconocida"

(Vatican News).- «El fenómeno de las presuntas apariciones ocurridas en Dozulé», relacionadas con la construcción de una cruz de enormes dimensiones que habría garantizado la remisión de los pecados y la salvación a quienes se acercaran a ella, «debe considerarse, de manera definitiva, como no sobrenatural». Así lo establece el Dicasterio para la Doctrina de la Fe en una carta firmada por el cardenal prefecto Víctor Manuel Fernández, en la que se autoriza al obispo de Bayeux-Lisieux, Jacques Habert, a emitir el decreto correspondiente. La decisión fue aprobada por León XIV el pasado 3 de noviembre.

En la pequeña ciudad francesa de Dozulé, entre 1972 y 1978, Jesús se habría aparecido 49 veces a la madre de familia Madeleine Aumont, pidiendo la realización de la llamada «Cruz Gloriosa de Dozulé», que nunca se construyó: debía estar completamente iluminada y alcanzar una altura de 738 metros, con brazos de 123 metros, visible desde muy lejos como signo de redención universal. En las últimas décadas se han erigido en varios países del mundo las «Cruces del Amor», reducciones a escala 1:100 de la «Gloriosa».

Creemos. Crecemos. Contigo

Ya en abril de 1983, el entonces obispo diocesano Jean-Marie-Clément Badré afirmaba que «en ningún caso la construcción de una cruz monumental emprendida en Dozulé (...) puede ser un signo auténtico de la manifestación del Espíritu de Dios». El mismo obispo declaró el 8 de diciembre de 1985: «En cuanto a lo que está sucediendo en Dozulé, la acción y la agitación, la recaudación de fondos por parte de personas que actúan bajo su propia responsabilidad, sin mandato, sin ningún respeto por la autoridad del obispo, […] la propaganda fanática a favor del “mensaje”, (...) la condena sin apelación de quienes no se adhieren a él, me llevan a considerar, en conciencia, que más allá de toda esta excitación, no puedo discernir los signos que me autorizarían a declarar auténticas las “apariciones” de las que se habla». El actual obispo Habert, basándose en las recientes normas para proceder al discernimiento de los presuntos fenómenos sobrenaturales, ha propuesto al Dicasterio una «declaratio de non supernaturalitate».

LUZ DE MARIA PARA AS NAÇÕES

«El Dicasterio —se lee en la carta del cardenal Fernández— le autoriza a declarar de manera definitiva que el fenómeno de las supuestas apariciones de Dozulé se reconoce como no sobrenatural, es decir, que no tiene un origen divino auténtico».

Entre los elementos problemáticos destacados en los mensajes se encuentra el haber comparado «la cruz solicitada en Dozulé con la de Jerusalén», lo que «corre el riesgo de confundir el signo con el misterio y de dar la impresión de que se puede "reproducir" o "renovar" en sentido físico lo que Cristo ya ha realizado de una vez por todas». Se subraya además que «algunas formulaciones contenidas en los supuestos mensajes de Dozulé insisten en la construcción de la “Cruz Gloriosa” como signo nuevo, necesario para la salvación del mundo, o medio privilegiado para obtener el perdón y la paz universal. A veces se habla de “multiplicar el signo”, como si tal difusión constituyera una misión impuesta por Cristo mismo».

El Dicasterio para la Doctrina de la Fe observa que «la Cruz no necesita 738 metros de acero o cemento para ser reconocida: se eleva cada vez que un corazón, bajo la acción de la gracia, se abre al perdón, que un alma se convierte, que la esperanza resurge donde parecía imposible, y también cuando, besando una pequeña cruz, un creyente se entrega a Cristo».

Y reitera que «ninguna revelación privada debe considerarse una obligación universal o un signo que se imponga a la conciencia de los fieles, incluso cuando junto con tales fenómenos se produzcan frutos espirituales. La Iglesia alienta las expresiones de fe que conducen a la conversión y a la caridad, pero advierte contra toda forma de “sacralización del signo” que lleve a considerar un objeto material como garantía absoluta de la salvación».

En los mensajes de Dozulé se dice que «todos los que hayan venido a arrepentirse a los pies de la Cruz Gloriosa serán salvados», que «la Cruz Gloriosa perdonará todos los pecados» y que todos los que «con fe lleguen allí para arrepentirse, serán salvados en esta vida y por la eternidad». Afirmaciones consideradas por el Dicasterio «incompatibles con la doctrina católica de la salvación, la gracia y los sacramentos».

La carta cita luego otros mensajes que han sido desmentidos por los hechos, como por ejemplo aquel según el cual Jesús habría pedido que se realizara la «Cruz Gloriosa y el Santuario» antes de que terminara el Año Santo de 1975 «porque será el último Año Santo». Circunstancia que no es cierta, ya que desde entonces se han celebrado otros dos ordinarios (2000 y 2025) y otros dos extraordinarios (1983 y 2016). También se enumeran afirmaciones apocalípticas como la de que Jesús habría dicho: «Si el hombre no erige la Cruz, yo la haré aparecer, pero ya no habrá tiempo».

«La cruz como signo de devoción —concluye el Dicasterio para la Doctrina de la Fe con una reflexión particular sobre el valor de la cruz como sacramental— nunca es pura exterioridad. Cuando un cristiano venera la cruz, no adora la madera o el metal, ni piensa que una cruz material pueda sustituir la obra salvífica ya realizada en la Pascua de Cristo, sino que adora a Aquel que en ella dio su vida».

Mons. Víctor Manuel Fernández, nuevo Prefecto del Dicasterio para la  Doctrina de la Fe - ADN Celam

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